Nuestra familia tiene dos gatos. Uno se llama Emmie. Es totalmente blanca excepto por una mancha negra que tiene al costado y una cola negra y delgada. Le encanta que la mimen y jugar afuera.
A veces, cuando Emmie juega afuera, los bichos caminan sobre ella. Antes de que entre en la casa, le sacamos los bichos porque ellos viven afuera, no en nuestra gatita.
Un día, mi esposo, Arthur, encontró una protuberancia extraña en el cuello de Emmie. Me lo contó, pero yo pensé que desaparecería.
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