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Original Web

Seria lesión en el pie sana rápidamente

Del número de febrero de 2018 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 5 de diciembre de 2017 como original para la Web.


Hace dos años, tuve una caída seria mientras caminaba en el jardín de mi casa. Llevaba puestos unos zoquetes de invierno gruesos, así que al principio no vi la lesión, pero sentía como que tenía rotos los huesos de un pie, y me dolía muchísimo.

De inmediato, recurrí a los hechos espirituales de la existencia para contrarrestar la sugestión de dolor. Oré con “la declaración científica del ser” de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, la cual dice: “No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia. Todo es la Mente infinita y su manifestación infinita, pues Dios es Todo-en-todo. El Espíritu es la Verdad inmortal; la materia es el error mortal. El Espíritu es lo real y eterno; la materia es lo irreal y temporal. El Espíritu es Dios, y el hombre es Su imagen y semejanza. Por lo tanto, el hombre no es material; él es espiritual” (pág. 468).

Al reflexionar sobre estas ideas, me di cuenta de que nunca podría dejar de saber que era una idea espiritual completa creada por Dios. Comprendí que el ser del hombre no se encuentra en un cuerpo material, y esto quería decir que el dolor que sentía era una ilusión. Tomé cada una de estas benditas verdades y me aferré a ellas, y el dolor se calmó.

Pero necesitaba más ayuda para tener una curación completa, y me sentí inspirada por la definición espiritual de Iglesia en Ciencia y Salud, que había estado estudiando en profundidad esa semana, porque acababa de presentar mi solicitud para ser miembro de una iglesia filial de La Iglesia Madre, La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, Massachusetts. Esta definición se refiere a la Iglesia, en parte, como “la estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa sobre el Principio divino y procede de él” (pág. 583). Me sentí profundamente conmovida por esta definición de Iglesia como una idea espiritual, una estructura sostenida y mantenida por Dios.

Más tarde esa noche, cuando me quité los zoquetes, me di cuenta de que la herida era mucho más seria de lo que yo había pensado. Aunque el dolor había desaparecido, los huesos en dos de mis dedos estaban visiblemente fuera de lugar.

Continué orando con la segunda parte de la definición de Iglesia, la cual se refiere al concepto humano más elevado de la idea espiritual de la misma: “La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y se halla elevando la raza, despertando el entendimiento dormido de las creencias materiales a la comprensión de las ideas espirituales y la demostración de la Ciencia divina, así echando fuera los demonios, o el error, y sanando a los enfermos”. Me di cuenta de que me estaba apoyando y amando cada aspecto de esta institución —todos sus miembros, todas sus publicaciones periódicas, todos sus practicistas de la Ciencia Cristiana, y así sucesivamente— cuya misión es despertar el pensamiento para que comprenda la perfección espiritual del hombre.

Eso me llevó a afirmar que yo estaba, allí mismo y para siempre, totalmente consciente de la perfección que Dios me ha dado; que por ser el reflejo espiritual del Espíritu, cuya estructura es perfecta, mi estructura era siempre perfecta, nunca fragmentada, resquebrajada o rota, sino íntegra; que Dios era el mismo, tanto antes de que ocurriera el incidente como después; ningún cambio se había producido en Dios, ni en la idea de Dios, el hombre. Me dormí tranquila sabiendo que me amaban, y sintiéndome animada por estos pensamientos, y por la gratitud que sentía por La Iglesia Madre y todo lo que representa.

Una hora más tarde, me desperté con una sensación muy extraña en el pie. Estaba caliente y sentía un hormigueo, y parecía como que unos dedos suaves estuvieran manipulando los huesos. Escuchaba pequeños chasquidos y no tenía ningún dolor. Cuando miré el pie, los dedos estaban derechos y completamente normales. La inflamación, que antes había sido evidente, había desaparecido, y ahora podía mover todos los dedos normalmente. En un día, también desaparecieron todos los moretones.

Jamás olvidaré la sensación de alegría que sentí. Estoy muy agradecida por esta maravillosa Ciencia divina.

Martine Blackler
Uvongo, KwaZulu-Natal, África del Sur

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