Hace unos años, sentí que mi corazón no estaba funcionando bien. Mis latidos eran irregulares, y me sentía muy débil la mayor parte del tiempo. Recuerdo que me apoyaba contra la mesada cuando hacía cosas en la cocina porque sentía que estaba demasiado débil como para estar parado. Cuando caminaba, apenas podía dar unos pasos y luego tenía que descansar.
Para mí era natural tratar la dificultad por medio de la Ciencia Cristiana, ya que siempre lo había hecho y había tenido muchas curaciones mediante la oración únicamente. En Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy afirma: “El pensamiento humano tiene que liberarse de la materialidad y esclavitud que se ha impuesto a sí mismo. No se debiera preguntar más a la cabeza, al corazón o a los pulmones: ¿Qué perspectivas de vida tiene el hombre? La Mente no está indefensa. La inteligencia no enmudece ante lo carente de inteligencia” (pág. 191). Me ayudó mucho comprender este pasaje.
También me sostuvo mucho otra de las declaraciones de la Sra. Eddy, que ella denomina “toque de clarín de la Verdad”, y que dice lo siguiente: “ ‘No hay muerte, no hay inacción, acción enfermiza, acción excesiva ni reacción’ ” (Ciencia y Salud, págs. 427–428).
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