En mi familia, mi madre era el único progenitor que practicaba la Ciencia Cristiana, y de niña asistí a la Escuela Dominical. No obstante, de joven me alejé completamente.
Sin embargo, de adulta fui guiada a regresar a la práctica de la Ciencia Cristiana después de una experiencia cercana a la muerte. Cuando “volví”, me di cuenta de que incluso durante esta experiencia tan dramática y vívida, había sentido la realidad del amor completo y eterno de Dios por mí. Y quería saber más.
Cuando gradualmente regresé a la práctica de la Ciencia Cristiana, comencé a leer Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy desde el principio al fin. Estudié y consideré cada página.
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