Si te pidieran que nombraras algunas “causas nobles”, probablemente podrías identificar muchas.
Podrías comenzar recordando alguna correspondencia de organizaciones pidiendo ayuda que desean posiblemente prevenir la crueldad hacia los animales, salvar ballenas o preservar el ambiente. Es posible que recuerdes haber escuchado en las noticias que varias personas que pertenecen a un equipo de socorro de emergencia se reunieron para viajar a lugares distantes a fin de ayudar debido a algún desastre. The Christian Science Monitor recientemente informó acerca de un grupo de muchachas de la India que con mucha valentía han entrado en acción para hacer que su pequeño pueblo sea un modelo de comunidad. Y, por supuesto, millones alrededor del mundo se han estado uniendo a la causa de las mujeres que han sido sexualmente acosadas y abusadas.
Muchas de estas causas son profundamente conmovedoras. Han hecho que el público responda con olas de compasión, contribuciones y voluntarios. No toma mucho tiempo darse cuenta de que ha habido una enorme proliferación de causas buenas, y que esto indica que se está produciendo una especie de cambio tectónico en el pensamiento humano. Es señal de que las personas están cansadas de ser víctimas. Quieren ser parte de las soluciones. Y ellas trabajarán juntas, probando que los móviles buenos, las nuevas iniciativas diligentes y consideradas, así como el trabajo duro, producen un bien aún mayor.
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