De niña iba al dentista con regularidad para realizarme chequeos y limpiezas. Pero después de graduarme de la universidad y vivir por mi cuenta no volví a ir al dentista por varios años. No tenía seguro dental y en aquella época tampoco tenía el dinero para pagar una visita.
Finalmente, decidí ir a una escuela de estudiantes de odontología para que me hicieran una limpieza y un examen gratis. El estudiante encontró algunas caries. El dentista supervisor confirmó los hallazgos del alumno y encontró otra caries. Tomaron radiografías y me aconsejaron que fuera al dentista en un mes para realizarme los empastes.
Un año después pude comprar un seguro médico. Entonces programé una cita con el dentista que proveía el seguro.
Sin embargo, debido a las recientes curaciones que había tenido por medio de la oración y mi deseo de crecer en mi entendimiento espiritual, decidí orar acerca del diagnóstico que me habían dado. Me esfuerzo por ver los desafíos como una oportunidad para comprender mejor mi identidad espiritual. He aprendido de la Biblia y de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, que el hombre es la imagen y semejanza de Dios, y sabía que aferrarme a este hecho y comprenderlo en profundidad me permitiría percibir mi verdadera identidad.
Me encanta correr en el Central Park todas las mañanas, y mientras lo hacía oraba como he aprendido a través de mi estudio de la Ciencia Cristiana. Usualmente corro el recorrido de casi 10 kilómetros, lo que me da alrededor de una hora para orar continuamente. Durante ese tiempo me aferraba a la verdad de que, puesto que yo soy una idea de Dios, el Espíritu, sólo reflejo la sustancia del Espíritu. Puesto que en el Espíritu no existe el deterioro, no hay deterioro en mí. Corrí todo el verano pensando en esta verdad. Corrí una y otra vez con esto en mente.
Al final del verano, llegó mi turno para ir al dentista. Mientras caminaba por la calle para asistir a la cita, me regocijé silenciosamente: “¡Mis dientes son puros!”, lo que significaba que mi sustancia es pura. Llevé las radiografías que me habían sacado antes, pero el dentista no encontró ningún rastro de caries en mis dientes.
Estoy muy agradecida por esta curación y por cómo aprendí a orar y sanar a través de mi estudio de la Ciencia Cristiana.
Katherine Boynton
Nueva York, Nueva York, EE.UU.
