Mi entendimiento y demostración de la Ciencia Cristiana han aumentado y se han expandido paulatinamente a través de los años. Por medio de mucha oración y experiencias de curación, he llegado a confiar mi vida diaria y cada aspecto de mi existencia a Dios. He aprendido que el entendimiento del amor de Dios sana, que conocer la cálida y reconfortante presencia del amor de Dios ajusta las cosas que necesitan ser ajustadas. Esto lo he aprendido especialmente por medio de dos experiencias de curaciones recientes.
La primera fue hace aproximadamente un año cuando encontré dos grandes bultos en mi seno derecho. Al principio me preocupó porque tengo cuatro hijos adolescentes que necesitan de mi ayuda y a los que crio sola, por lo que también estoy ocupada con mi empleo. Sin embargo, no busqué un diagnóstico o tratamiento médico; tenía claro que esta condición podía sanar por medio de la Ciencia Cristiana. Debido a las numerosas curaciones a través de la oración que había tenido, simplemente supe que confiar en el poder sanador de Dios era la respuesta para mí.
Traté de no tocar el área ni pensar en ella. Cada vez que el problema venía a mi mente y me sentía asustada, me declaraba a mí misma cuánto me amaba Dios por ser Su hija, que yo era la imagen y semejanza misma del Amor divino, y que el Amor era la fuente misma de mi existir puesto que soy el reflejo espiritual de Dios. Sabía que en realidad la única presencia y poder es Dios, el Amor divino.
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