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Omnipresencia: La presencia de Dios abraza nuestro pasado, presente y futuro

Del número de octubre de 2021 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 17 de mayo de 2021 como original para la Web.


En este podcast de Sentinel Watch de JSH-Online.com, que es parte de una serie y está adaptado para ser impreso, Jenny Sawyer conversa con Amy Richmond, practicista de la Ciencia Cristiana de Boston, Massachusetts, y Deborah Huebsch, practicista y maestra de la Ciencia Cristiana de San Juan Capistrano, California. Para escuchar el podcast, así como otros podcasts de esta serie (en inglés), visita jsh.christianscience.com/the-omnis.


Jenny: Estamos hablando de lo que llamaremos el primero de los cuatro “omni” que describen a Dios: omnipresencia, omnipotencia, omnisciencia y omniacción. Y comenzaremos con la omnipresencia, la cual, si lo piensas, es realmente interesante, porque si bien muchos que creen en Dios no usarían específicamente el término omnipresencia, en general, se acepta la idea de que esta presencia divina en realidad está en todas partes. No obstante, la Ciencia Cristiana lleva esta idea de la omnipresencia hasta uno o dos pasos más lejos, ¿no es así?

Deborah: Crecí en otra tradición religiosa y, por supuesto, aprendí que Dios era bueno. No obstante, algunas de las cosas que sucedieron y atribuían a Dios no eran buenas. De manera que la comprensión de que Dios es completamente bueno hace que la omnipresencia sea algo increíblemente poderoso en que pensar y para comprender en la Ciencia Cristiana.

Amy: Me crie en la religión de la Ciencia Cristiana, y había aprendido a muy temprana edad, de mis padres y de la Escuela Dominical, que Dios es omnipresente. Eso tenía mucho sentido para mí. Era lógico que Dios, el bien, estuviera en todas partes. Años más tarde, tuve una experiencia realmente interesante cuando iba conduciendo el automóvil y pensé: “Ahora, voy a apagar la radio y a orar un poco”. Y comencé a hacerlo. De repente, escuché esta pregunta, y supe que venía de Dios: “Amy, entonces, ¿qué significa que reflejes omnipresencia?”.

Y me di cuenta de que había tenido un concepto muy erróneo acerca de mí misma como creación de Dios. Pensaba que Dios es omnipresente, pero yo era tan solo una pequeña parte de eso. Y sabía que eso no podía ser correcto. En ese caso, alcancé una comprensión mucho más amplia no solo de la omnipresencia de Dios, sino de mi propia identidad como la expresión del Dios omnipresente, el bien.

No creo que el hecho de que Dios sea omnipresente signifique que sea algo físico. Pienso que quiere decir que Dios está en todas partes, espiritualmente. La Biblia dice que Dios es Espíritu. Diríamos que ese es un nombre para Dios. Comprendí que no existe ningún lugar donde yo pudiera estar y donde el bien no esté.

Jenny: Lo que me resulta realmente reconfortante al comprender que Dios es omnipresente es darme cuenta de que estoy rodeada por Él. Estoy en esta presencia del Amor. Estoy en lo que llamamos la Mente divina. Así que debo estar realmente rodeada y en armonía con todas las ideas que necesito en cualquier momento.

Entonces me pregunté: “Bueno, está bien, pero ¿por qué a veces siento que estoy separada de Dios?” Creo que realmente es esencialmente miedo. Era ese sentimiento de temor el que se interponía. Así que no era que Dios de alguna manera estuviera separado de mí, dándome la respuesta; Dios estuvo ahí todo el tiempo.

Sé que para ustedes dos la omnipresencia ha sido realmente poderosa para sus oraciones. Tal vez podrían comentar un poco cómo esto cambió la forma en que oran o las ayudó cuando oran.

Deborah: Comprender que todo es bueno porque Dios es todo es muy importante para mí. Cada rincón y resquicio de este universo y estas galaxias, y por todas partes está lleno de bondad. Y para mí, comenzar mi oración en este punto, al comprender que Dios realmente está en todos lados, me saca de cualquier problema, ya sea una enfermedad, un problema profesional o una dificultad en las relaciones. En mi práctica de la Ciencia Cristiana y en mi vida, la curación se produce cuando estoy en armonía únicamente con esta percepción consciente de la bondad. 

Amy: Creo que eso es realmente lo que yo también diría; que tengo una sensación más profunda de estar totalmente conectada con Dios. He pensado mucho en lo siguiente: ¿qué sentido tiene saber que soy la expresión del bien omnipresente? Y una de las cosas que Mary Baker Eddy escribió en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras es esta: “Admitir para uno mismo que el hombre es la propia semejanza de Dios, libera al hombre para dominar la idea infinita” (pág. 90). Creo que comprendí mejor qué soy como la semejanza misma de Dios. Pensar en ser capaz de dominar la idea infinita es bastante sorprendente para mí. Significa mejor curación, mayores contribuciones a la sociedad en general. Es sencillamente inmenso. Me encanta que la Sra. Eddy haya escrito “admitir para uno mismo”. No se trata de que tal vez somos como Dios. ¡Somos como Dios! Es un hecho. Y solo tenemos que admitirlo para saberlo. 

Comprendí que no existe ningún lugar donde yo pudiera estar y donde el bien no esté.

Creo que ser semejante a Dios significa expresar y vivir todas las cualidades de Dios. Cualidades como la paz y la bondad, la abundancia, todas esas cosas. Es vivirlas, expresarlas.

Deborah: Y por ser semejantes a Dios, ¿no significa eso que todos los demás son semejantes a Dios? ¿No significa eso que, puesto que Dios está en todas partes, Él está allí mismo donde parece haber guerra, violencia u odio? Me parece que nuestro trabajo como cristianos es tener el mismo tipo de visión que pienso que tuvo Jesús, donde vio lo que era verdad y desafió el mal. Él veía debajo de la superficie de las cosas y examinaba a fondo hasta lo que era realmente cierto. Hizo esto con los pecadores, con los enfermos. Incluso resucitó a los muertos, porque podía ver la realidad implícita y fundamental de la omnipresencia del bien. 

Una de mis curaciones favoritas de la Biblia es en la que había unos hombres sentados en la sinagoga y Jesús le pidió a uno de ellos, que tenía una mano seca, que se acercara. Jesús sabía que este hombre era perfecto, que era espiritualmente perfecto, por eso le dijo “Levántate y ven acá”. Pienso que le estaba pidiendo que no tuviera miedo de permanecer de pie en la presencia del bien, de Dios, y luego Jesús le dijo al hombre: “Extiende tu mano” (véase Lucas 6:6–10, LBLA).

A menudo he pensado que el hombre no dijo: “Oh, no puedo hacer eso” o “¿No ves que tengo una mano seca y ha estado así desde siempre?”. Él estaba dispuesto a hacer lo que era natural; es decir, expresar su perfección, la omnipresencia de la forma y el movimiento perfectos. Y Jesús, al ver eso, permitió que la curación se manifestara exteriormente. Creo que esa es la forma en la que vemos la omnipresencia expresada en nuestro trabajo sanador.

Jenny: Me encanta tu uso de la palabra natural, Deborah, porque puede parecer que tratamos de que Dios negocie por nosotros en una situación difícil, o intervenga a nuestro favor o arregle algo. E incluso si no pensamos eso explícitamente, puede ser una especie de creencia sutil implícita. Pero reconocer que en verdad hay una sola realidad aquí y ahora, y que vivimos en la presencia de Dios en todo momento, es muy importante. Es posible que no sintamos que lo reconocemos, así como el hombre de la mano seca no lo reconoció antes de que Jesús le señalara cómo hacerlo. Pero realmente, hay un solo lugar donde podemos estar. 

Deborah: Creo que se tiene la sensación de que el bien es espiritual y se extiende por todo el espacio. ¿Qué tal si la omnipresencia también significa que se extiende a lo largo de todos los tiempos? Las consecuencias de ese hecho son simplemente increíbles. Tuve una curación maravillosa cuando comprendí esto. Me crie en una familia abusiva y crecí gravemente afectada por la bulimia. Y me tomó mucho tiempo superarlo.

Lo que cambió ese horrible tipo de adicción fue que comencé a comprender que Dios está presente a través de todo el tiempo, así como en todo el espacio. Esto quería decir que Dios tenía que haber estado presente cuando yo era niña, aun cuando parecía que había crueldad y privaciones.

En retrospectiva, hubo evidencias de este bien que se destacaron. Por ejemplo, los vecinos eran especialmente amables y en un momento dado, se aseguraron de que tuviera ropa adecuada para la universidad. Había evidencias de que, debido a que el bien es omnipresente, Dios es omnipresente. Ese poder estaba ahí entonces. Me di cuenta de que esa era realmente la verdad, en lugar de lo que decía esta horrible historia. Y sané de los efectos del abuso; en este caso, de la bulimia. Fue un momento realmente poderoso para mí.

Jenny: Si empiezas a extenderte y a pensar en todas las cualidades que Dios incluye, ya sea amor, armonía, alegría, paz, podríamos seguir sin parar porque Dios es infinito. Podemos ver que esas cualidades existen en todo tiempo y en todo espacio.

Deborah: Bueno, sí; me reconforta mucho saber que la omnipresencia de Dios se expresa a lo largo de todo el tiempo. Eso incluiría el futuro. Tal vez estemos preocupados por lo que sucederá en el futuro, y por algunos de los desafíos globales que todos estamos enfrentando. Pero la omnipresencia de Dios se ha hecho cargo de eso, porque la bondad ya está en su lugar. Es un pensamiento muy reconfortante y poderoso. Por ejemplo, cada vez que me preocupo por lo que va a pasar con el planeta, o cualquiera que sea el problema, puedo recurrir a la idea de la omnipresencia y reconocer que esa presencia amorosa de Dios ya está en su sitio: pasado, presente y futuro.

Amy: Realmente me encanta pensar en cómo la idea de la omnipresencia se aplica a todo. No hay situación que puedas plantear que no se pueda sanar al comprender que Dios está en todas partes y es solo el bien.

Jenny: Eso expone una pregunta interesante: ¿Cómo podemos tomar este concepto espiritual de la omnipresencia y tenerlo como base de nuestras oraciones cuando oramos por los problemas del mundo? Me pregunto si podemos hablar un poco sobre cómo usamos este hecho espiritual de la omnipresencia para ayudarnos en nuestras oraciones sobre la pandemia global.

Deborah: Sí, he pensado mucho en toda esa situación y en el contagio y el temor al contagio. Y estuve pensando en la Biblia, sobre dónde se ejercía el poder espiritual para lidiar con el miedo al contagio. Por ejemplo, Jesús y los leprosos. La lepra era una enfermedad muy temida, pero Jesús no le tenía miedo y tocó a un leproso y el hombre quedó limpio; estaba libre. Y me pregunté, ¿qué fue lo que hizo posible que Jesús tocara a un leproso sin temor a contagiarse de esa dolencia? Tuve que admitir que era su comprensión de la omnipresencia de Dios, porque si Dios está siempre presente, es omnipresente, entonces no hay lugar para algo llamado lepra.

Amy: La otra cosa que me recuerdas, Deborah, es que muchos de nosotros hemos tenido experiencias en las que hemos sanado de enfermedades contagiosas. Y creo que eso me da la fe y la esperanza de que siempre hay una respuesta, de que no debemos tener miedo de que algo sea imposible de sanar. Puedo decir que, en los últimos meses, en dos ocasiones me desperté, y no estoy diciendo que esto fuera COVID, pero tenía mucho dolor de garganta. Y realmente pensar en la omnipresencia de Dios fue lo que me sanó de inmediato. Entonces sé que, puesto que Dios es totalmente bueno, siempre hay una respuesta totalmente buena para nosotros.

No hay límite para el bien. Está en todas partes. Por lo tanto, está presente. Está aquí mismo.

Jenny: Me recuerda una experiencia que tuve en la universidad cuando era asistente / consejera residente en mi residencia estudiantil. Todos en el área, de quienes yo era responsable, estaban sufriendo de algo parecido a la gripe. Recuerdo que en ese momento me dije: “Bien, soy una sola persona en todo esto, ¿qué puedo hacer?” Quizás, con egoísmo, comencé pensando: “Bueno, al menos puedo orar por mí misma, porque realmente no me interesa enfermarme”. Pero, lo que me encanta de la oración es que nos lleva más allá de nosotros mismos. Quiero decir, es una de las formas más infalibles de trasladarme a un lugar libre de egoísmo, incluso si ese no es mi punto de partida.

Así que, al orar al respecto, mis pensamientos comenzaron a expandirse más allá de mí misma, y si realmente estaba reclamando protección contra la enfermedad para mí —basada en que la presencia y el poder de Dios son verdaderamente todo y omnímodos— entonces esa naturaleza omnímoda del bien tenía que incluir a todos. Casi podía sentir cómo mi oración se extendía para incluir a todo el edificio, toda la residencia estudiantil, todo el campus, todo el mundo. 

Y fue realmente interesante, porque no solo no me enfermé, sino que eso realmente pareció marcar un momento decisivo en mi residencia. Nadie más se enfermó. Varias de las personas que no se habían sentido bien se recuperaron muy rápido. No me estoy atribuyendo ningún mérito personal, pero ese fue un gran ejemplo para mí del poder de la omnipresencia de Dios.

He pensado en ello en los años transcurridos desde entonces, cómo comprender realmente que la naturaleza omnímoda del bien no solo nos protege y demuestra la presencia de la salud para nosotros, sino que también lo hace para quienes nos rodean.

También me encanta el hecho de que no es que tengamos que cambiar algo; simplemente estamos obteniendo una visión más correcta de Dios y de nosotros mismos. Y se podría decir que parte de ese punto de vista más correcto es comprender realmente lo que significa que Dios sea omnipresente.

Amy: Eso es realmente bueno. Una de mis historias favoritas sobre Mary Baker Eddy se aplica a los problemas mundiales de hoy. Esta tuvo lugar en Nuevo Hampshire e incluyó a un granjero y sus vacas (véase Yvonne Caché von Fettweis and Robert Townsend Warneck, Mary Baker Eddy: Christian Healer, Amplified Edition, p. 177). Sucedió en la época en que la Sra. Eddy vivía en Nuevo Hampshire y no había llovido lo suficiente en el área. El pozo de este granjero vecino estaba vacío debido a la escasez de lluvias, y las vacas no podían producir leche porque no tenían suficiente agua.

Un miembro del personal de la casa de Mary Baker Eddy le contó sobre esta situación. Ella le dijo: “¡Oh! Si él tan solo supiera; el Amor llena el pozo”. Ella estaba hablando de Dios cuando dijo que el Amor llena el pozo. A la mañana siguiente, el pozo estaba lleno y no había llovido. Ese, para mí, es un gran ejemplo de que saber que el Amor es omnipresente tiene resultados sanadores y puede ayudar a nuestro mundo.

Recientemente, mientras oraba acerca de la sequía, pensé que siempre es agradable cuando tenemos un día lluvioso —estoy agradecida por eso— pero que no debía estar tan concentrada en la lluvia como si fuera la única forma de tener una solución; que hay infinitas soluciones de la Mente divina o Dios. ¿Por qué no podríamos tener una solución como la de Mary Baker Eddy? 

Cuando se comprende realmente que la provisión es omnipresente, ¿por qué no podría haber suficiente humedad disponible? Así que sigo orando, y también creo que esto me ha ayudado a tener un sentido más expansivo de la oración porque, en lugar de buscar una solución, una forma de resolver un problema, está abriendo mi pensamiento a un bien mucho mayor.

Deborah: Creo, Amy, como dijiste, que no tenemos que limitar el modo en que se van a resolver las cosas. La base espiritual de eso es el hecho de que el bien es infinito. No hay límite para el bien. Está en todas partes. Por lo tanto, está presente. Está aquí mismo, en la puerta de nuestra consciencia.

Jenny: Hablando del infinito, creo que realmente no hay límite para lo que todos podemos aprender acerca de la omnipresencia. Tenemos que concluir nuestra charla. Pero esta ha sido una conversación maravillosa y de gran alcance. 

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