Hogar, tahanan, Zuhause, … home. Vengamos de donde vengamos, como sea que lo deletreemos, el hogar es un punto de referencia universal de la vida, esencial para la supervivencia, necesario para prosperar. Gastamos muchos de nuestros recursos en fabricarlo o encontrarlo, nos esforzamos por protegerlo y lo anhelamos cuando estamos fuera. Y para muchos, tener un hogar propio parece un sueño inalcanzable.
Quizá nos viene a la mente nuestro país de origen cuando pensamos en el hogar. Una ciudad o comunidad, una casa o apartamento puede comenzar a definir el hogar para nosotros. Sin embargo, en el fondo, el hogar es algo más. Es armonía, seguridad y familiaridad. Estas son las características reales que asociamos con el hogar. Es el lugar al que acudir donde residen la familia y los amigos, donde se siente y se expresa el amor. Descanso, comodidad y regocijo son algunos de los beneficios.
A lo largo del tiempo, la seguridad del hogar ha estado plagada de inestabilidad y carencia. Hoy en día, la falta crónica de vivienda, la emigración a causa de la opresión económica y política y la escasez de recursos contribuyen a que muchos se sientan forasteros, fuera del abrazo del Amor, del cuidado de Dios.
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