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Original Web

Su audición es restaurada

Del número de noviembre de 2022 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 22 de agosto de 2022 como original para la Web.


Con gran alegría y gratitud, me gustaría compartir una experiencia que me mostró que solo hay una Mente, Dios, y que el hombre (nuestra verdadera identidad espiritual) es uno con esta Mente.

Hacía seis meses que estaba sirviendo como Segunda Lectora en nuestra iglesia filial, cuando de repente me di cuenta durante un servicio religioso que no podía escuchar al Primer Lector. A pesar de que el temor iba en aumento, insistí en que solo Dios tiene el control y que el servicio no podía ser interrumpido.

Después del servicio, le pedí a una practicista de la Ciencia Cristiana que orara para reconocer conmigo que Dios es Todo-en-todo. Esto significa que la creación de Dios es una con Él, ahora y para siempre. Oré para vencer el temor de que alguna vez podía estar separada de Dios.

Mary Baker Eddy escribe: “La Ciencia dice al temor: … ‘No existes y no tienes derecho de existir, porque ‘el perfecto Amor echa fuera el temor’” (Retrospección e Introspección, pág. 61).

Estaba claro para mí que no era una curación física lo que se necesitaba, sino una comprensión más profunda del hecho inquebrantable de que el hombre real es espiritual y, por lo tanto, siempre completo y perfecto.

La Sra. Eddy responde en parte a la pregunta “¿Qué es el hombre?” de esta manera: “El hombre no es materia; no está constituido de cerebro, sangre, huesos y otros elementos materiales” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 475). 

 Razoné que mi verdadero ser es espiritual, el reflejo de Dios, y obediente a la Mente que me creó. Oír, así como ver, es una facultad espiritual y no se puede perder, porque está arraigada y basada en la Mente divina, el Espíritu. Estas facultades están cumpliendo su propósito al producir resultados armoniosos. Es cierto, el oído y la visión espirituales no son causados por órganos físicos; son el resultado del Dios que es todo-conocimiento, todo-acción, el Amor perfecto. 

Puesto que solo Dios, la Verdad, comunica Sus ideas, necesitamos escuchar, aceptar y seguir estos pensamientos. Y necesitamos detectar y rechazar los pensamientos o sugestiones llamadas leyes materiales, como la edad o el accidente, e insistir en el hecho de que todas las habilidades y facultades son, por reflejo, completamente espirituales, omnipresentes y perfectas.

Cristo Jesús dijo: “No puedo yo hacer nada por mí mismo” (Juan 5:30). Reconocí que yo no puedo hacer nada por mí misma —sin Dios— pero con Él puedo cumplir con todas mis responsabilidades. Saber que yo, así como todos los demás, soy una idea o expresión pura de Dios me dio fortaleza, paz y alegría durante los servicios de la iglesia.

Nunca se me ocurrió renunciar al puesto de Segunda Lectora o usar audífonos. Si bien no hay nada de malo en tener ayuda temporal, sabía que no resolvería el problema. Insistí en el derecho que Dios me dio de comprender que Él es la única causa y que todos Sus hijos y el universo son Su efecto. 

El deseo de ser obediente a —de escuchar solo— la voz del Amor, de Dios, me llevó a manejar las sugestiones agresivas diarias sobre ciertos asuntos en mi propia vida, así como los problemas mundiales más grandes como son los desastres ambientales, la guerra, la pobreza, el odio y la corrupción, y a ver que estos errores son nada puesto que el Amor es Todo. Se volvió importante para mí amar la naturaleza de Dios como se expresa en todas las cosas, “desde una brizna de hierba hasta una estrella” (Ciencia y Salud, pág. 70), y amarme a mí misma como Dios me ama y me conoce. La alegría de que solo estoy “[sometida] a las divinas ‘autoridades… que hay’” (Ciencia y Salud, pág. 249) me ayudó una y otra vez a manejar el miedo, las dudas y el desaliento cuando las dificultades por no oír se volvieron abrumadoras.

El verano pasado mi hermana y yo fuimos invitadas a visitar a nuestra vecina, que tiene dos hijos pequeños. Honestamente, no tenía ganas de aceptar esta invitación. El temor de no poder oír y comunicarme normalmente era muy agresivo. Pero nuevamente insistí en que Dios, la Mente, es la única causa y todos Sus hijos son el efecto. La Mente, la Vida, el Amor, son reflejados, manifestados, por todos nosotros, las ideas de Dios. Cada uno es invaluable, amoroso, precioso, necesario para expresar Su gloria. Cada uno es una bendición para otro y es bendecido por otro. La Mente es la fuente de toda capacidad de ver, oír y moverse; y el Espíritu, el Alma, está siempre presente y lo embellece todo. Estos pensamientos finalmente me liberaron del temor, y ese fue el fin de la dificultad; la curación fue completa.

Estoy muy agradecida y llena de alegría por esta prueba de que soy una idea amada de Dios con facultades indestructibles. ¡Qué maravilloso volver a escuchar en los servicios dominicales y en las reuniones de testimonio de los miércoles y poder comunicarme normalmente con todos!

Estoy profundamente agradecida a la practicista por su paciente amor y su convicción inquebrantable de que la Verdad es cien por ciento confiable y sale siempre vencedora. Se demuestra que el error —una aparente falta o pérdida del bien— es nada, jamás tiene ni un ápice de poder para proscribir la ley de perfección de Dios. También estoy muy agradecida a mi querida hermana por su paciencia, amor y apoyo espiritual

Me gustaría terminar con una cita del libro de texto de la Ciencia Cristiana: “Las verdades de la Ciencia divina debieran ser admitidas —aun cuando la evidencia respecto a estas verdades no esté apoyada por el mal, por la materia o por el sentido material— porque la evidencia de que Dios y el hombre coexisten está plenamente sostenida por el sentido espiritual” (Ciencia y Salud, pág. 471).

Brigitte Fessel-Voigt
Frankfurt, Alemania

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