Acababa de mudarme al extranjero cuando me enteré de que mi esposo de 16 años estaba íntimamente involucrado con otra persona, había acumulado considerables deudas y tenía problemas con el alcohol. Cuando compartí esto con una amiga que también es Científica Cristiana, ella comenzó a hablar sobre mi relación con Dios.
Como Científica Cristiana de toda la vida, pensé que casi siempre había dado prioridad a mi relación con Dios. Pero debo admitir que esta relación no era la que estaba más presente en mi pensamiento en ese momento. Sin embargo, mientras hablaba con mi afectuosa amiga, me di cuenta de que podía pensar más profundamente en lo que significaba poner mi relación con Dios primero en mi vida.
Comencé a estudiar y orar desde una base completamente diferente que antes. Mary Baker Eddy escribe en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Cuando llegamos a tener más fe en la verdad del ser que en el error, más fe en el Espíritu que en la materia, más fe en vivir que en morir, más fe en Dios que en el hombre, entonces ninguna suposición material puede impedir que sanemos a los enfermos y destruyamos el error” (pág. 368).
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