Cuando era adolescente, estaba haciendo mandados con mis padres el miércoles antes del Día de Acción de Gracias. Al bajar una larga serie de escalones que conducían a la oficina de correos local, me salté uno y me caí. Cuando me levanté y puse peso en mi pie derecho, se dobló y fue bastante doloroso, así que bajé cojeando el resto de los escalones y subí al auto de nuestra familia con la ayuda de mis padres, quienes comenzaron a orar conmigo de inmediato.
Esa oración me pareció reconfortante, especialmente cuando afirmamos que Dios me había creado a Su imagen, y que la imagen de Dios era buena “en gran manera” (véase Génesis 1:31). Para mí esto significaba que, a pesar de lo que parecía haber sucedido, en realidad yo verdaderamente no me había caído y estaba erguida.
Me dolía bastante el pie, pero como llevaba botas altas y ajustadas, no pude mirar el pie hasta que llegué a casa. Cuando me quité la bota con la afable ayuda de mi madre, aunque la piel no estaba perforada, el tobillo parecía estar roto y me dolía mucho. Puesto que había sido sanada mediante la Ciencia Cristiana en el pasado, sabía que también podía confiar en ella para sanar esta vez.
A través de mis oraciones y las de mis padres, el dolor comenzó a disminuir. Una idea que me ayudó mucho era de la página 171 de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras escrito por la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy: “Por medio del discernimiento del opuesto espiritual de la materialidad, o sea, el camino mediante el Cristo, la Verdad, el hombre reabrirá con la llave de la Ciencia divina las puertas del Paraíso que las creencias humanas han cerrado, y él mismo encontrará que no ha caído, que es recto, puro y libre…”.
A través de los sentidos espirituales, pude ver que yo no había caído y que siempre estaba sana y era uno con Dios. Esta idea me trajo tanto consuelo que me llené de gratitud en nuestro servicio del Día de Acción de Gracias a la mañana siguiente en mi iglesia filial. Aunque todavía tenía algunas molestias físicas y el pie seguía hinchado y dolorido, estaba muy agradecida por el apoyo de mi familia.
El descanso del Día de Acción de Gracias nos dio una buena oportunidad para seguir orando. Y cuando me sentía preocupada de cómo me movería por la escuela el lunes, me aferraba a la verdad espiritual de ese pasaje de Ciencia y Salud, que como reflejo de Dios, yo no había caído y era “recta, pura y libre”. También sabía que nunca podría ser nada menos que Su reflejo; por lo tanto, jamás podría perder el cuidado o el amor de Dios o tener menos que completa libertad en todos los aspectos de mi vida.
Estas afirmaciones me dieron una gran certeza en cuanto a mi constante perfección. El domingo por la noche, mi pie estaba completamente derecho y fuerte, y la mayor parte de la decoloración había desaparecido. Pude asistir a la escuela al día siguiente libre de dolor.
Más recientemente, tuve otra oportunidad de demostrar mi rectitud. Mi esposo y yo somos corredores, y después de haber completado una carrera, salimos a trotar para enfriarnos. Al llegar al final de una acera, mi pie se enganchó en el asfalto y caí de bruces, rodillas y manos. Sin embargo, mientras caía, no tuve miedo. En cambio, sentí claramente la presencia de Dios.
Mi esposo vino a verme de inmediato y me ayudó a levantarme. Fue entonces que vi lo raspadas que estaban mis rodillas y mis manos. También me di cuenta de que algo era diferente en mi cara, ya que me costaba mucho ver con claridad con el ojo izquierdo. Un policía que estaba monitoreando la carrera vio el incidente y se acercó para ver si necesitaba ayuda o un paramédico. Le agradecí su ofrecimiento, pero le dije que íbamos a continuar nuestro trote de regreso a nuestro auto, lo cual hicimos.
Una vez más, oré de inmediato y me negué a aceptar que alguna vez podía caer del reino de Dios, donde todos Sus hijos están a salvo. Cuando llegamos a nuestro coche, pensé que sería mejor no mirarme en el espejo, porque no quería que una visión material me distrajera de la clara, tranquila y espiritual comprensión de que yo era “recta, pura y libre”.
También oré con uno de mis versículos favoritos de la Biblia: “Los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán” (Isaías 40:31, LBLA), junto con una declaración correlativa de Ciencia y Salud: “Son coherentes quienes, velando y orando, pueden ‘correr, y no cansarse; … caminar, y no fatigarse’, quienes logran el bien rápidamente y mantienen su posición, o lo ganan lentamente y no se rinden al desaliento” (pág. 254).
Estaba tan agradecida por estas sanadoras ideas que no me impresionó la hinchazón y los moretones que más tarde vi en el espejo de mi casa durante mi limpieza facial nocturna. Continué aferrándome al hecho de que esto no había ocurrido, que, desde la perspectiva de Dios, nunca había habido un incidente o un accidente. El día siguiente era domingo, y por la mañana la hinchazón había disminuido considerablemente. El servicio religioso, que incluía la lectura de la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana que había estudiado durante toda la semana, fue muy sanador.
Al final de cada servicio dominical, se lee “la declaración científica del ser” de la página 468 de Ciencia y Salud, y la primera línea dice: “No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia”. Para mí, esta declaración afirma que la materia no es la fuente de mi existencia, y no puede dictar mi salud y bienestar. Su última frase: “Por lo tanto, el hombre no es material; él es espiritual”, solidificó en mi pensamiento que mi verdadera naturaleza es y siempre ha sido espiritual, perfecta e intacta, ¡y salí de la iglesia rebosante de alegría!
Estuvimos en un entrenamiento para el maratón durante este tiempo y nunca perdimos un día de nuestro programa de entrenamiento. Mis manos, rodillas y cara sanaron perfectamente, y completamos con éxito cuatro maratones en un mes.
¡Estoy tan agradecida por la Verdad sanadora que aprendemos a demostrar en la Ciencia Cristiana!
Candace Gibson
Cantonment, Florida, EE. UU.
