Originales Web
Cada vez que me comunico con mis amigos de Sudán del Sur, les digo que la única forma de sanar ese país es admitir el poder del amor. El amor que tiene su fuente en Dios —de quien la Biblia nos dice que es el Amor mismo— es el poder más asombroso de la tierra.
Podemos esforzarnos por ser reformadores a través de nuestras oraciones por el mundo, viendo más allá de la aparente división la naturaleza espiritual de todos —nuestra verdadera identidad— y despertando a nuestra unidad con Dios y con los demás, más allá de cualquier frontera.
Jesús nos proporcionó dos de las mejores y más esclarecedoras presentaciones de “mostrar y contar”: la alimentación de miles de personas con una pequeña cantidad de comida.
Mi amiga me dijo que a la familia de esta chica le habían dado la oportunidad de salir de Gaza.
Original en español
Cuando me levanté a la mañana siguiente, rengueaba un poco, pero pude ir a mi negocio y trabajar todo el día. Oré para ver que mi fuerza y capacidad como hijo de Dios estuvieran intactas para siempre.
Cuando su jefe regresó, nos dimos la mano y me fui. Mientras caminaba hacia mi auto, la mujer salió corriendo del edificio, me tendió las manos y me preguntó si podía orar con ella. Tomé sus manos y luego, en el estacionamiento, compartimos juntos un momento muy especial de oración.
Desde entonces, ha habido instancias en las que me he torcido la misma rodilla, pero cada vez declaré que ya había demostrado que estaba bajo el gobierno armonioso de Dios, y esto silenció el miedo a las lesiones, lo que resultó en curación.
Comprometerse y perseverar en la verdad del ser, fundada en el hecho del poder total de Dios y la completa impotencia del mal, puede ayudar a sanar la agitación política.
Cuando me desperté al día siguiente, ya no me dolía la garganta. Sabía que Dios me había sanado.
La oración que surge de emociones humanas conflictivas jamás puede alcanzar la altura de la sólida convicción de que Dios es el único poder.