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A medida que seguimos el ejemplo de Jesús y percibimos la naturaleza espiritual de un amigo que falleció, somos guiados a comprender que él o ella continúa vivo y por ende entiende la falacia de la muerte

Nuestra plenitud siempre está intacta, porque nuestra relación con Dios nunca se corta, se divorcia, se pierde ni es arrebatada.

Me quedó claro que lo más importante en mi vida era mi relación con Dios, y que necesitaba poner eso en primer lugar.

Afirmando silenciosamente que mi naturaleza es espiritual, no material, rechacé este testimonio de los sentidos físicos porque era falso.

Sentir la presencia del Amor disipó el temor y me dio confianza para probar el recorrido de cuerdas.

Todo aquel que alimenta a los que anhelan amor, eleva el pensamiento de los perdidos, consuela al doliente y socorre al extranjero es la Iglesia viviente.

Una de las primeras lecciones más importantes que tomé en serio fue buscar el bien en cada persona, sin importar cómo me sintiera acerca de ellos, ya que todos son verdaderamente hijos de Dios.

Afirmé que no estaba a merced del tiempo y del número de veces que la tierra había girado alrededor del sol.

A pesar de la desigualdad que enfrentaban las mujeres de su tiempo, Mary Baker Eddy tuvo éxito como autora, editora, redactora, sanadora, conferenciante; todo en un momento en que las mujeres no podían votar y eran consideradas incapaces de manejar sus propios asuntos.

A medida que comprendemos y demostramos más de esta integridad al rendirnos ante el Cristo, la verdadera idea del Espíritu divino, Dios, también reconocemos que es verdaderamente la realidad de todos.