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Pensar en mi conexión con Dios y la diferencia entre la Verdad y el error fue inspirador.

Sabía que Dios estaba allí conmigo porque Él está en todas partes y nada puede interponerse entre Dios y yo.

La gracia muestra un estado maduro de pensamiento que frena el egoísmo que intenta ser aceptado como parte de lo que somos.

Al vigilar nuestros pensamientos, podemos negarnos a argumentar a favor de estos puntos de vista distorsionados de la realidad y apreciar, en cambio, la verdad de nuestra identidad espiritual real.

La armonía se expresa en nuestra permanente unidad con nuestro Hacedor.

Siempre canto ese himno porque me ayuda a estar más cerca de Dios y me asegura que Él está sosteniendo mi mano y me guía constantemente.

Jesús deja claro que nos está llamando a practicar el tipo de amor universal que Dios expresa.

A medida que mi comprensión espiritual continuó creciendo, las dificultades respiratorias se hicieron cada vez menos frecuentes con el tiempo, hasta que desaparecieron por completo.

Me di cuenta de que mis oraciones diarias tienen el propósito de que comprenda cada día más claramente que la vida está en Dios.

Pensar correctamente, sentir correctamente y actuar correctamente son ingredientes perpetuos, universales, que jamás pasan de moda y son espiritualmente transformadores.