Cristo Jesús dijo a sus seguidores: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido” (Juan 15:11). La Ciencia Cristiana enseña que el gozo es una cualidad del Alma, Dios, y que el hombre —de quien la Biblia nos dice que es la imagen y semejanza de Dios— refleja plenamente esta cualidad. Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, nos da la base para que expresemos la plenitud del gozo cuando escribe: “El gozo sin pecado —la perfecta armonía e inmortalidad de la Vida, que posee belleza y bondad divinas ilimitadas sin un solo placer o dolor corporal— constituye el único hombre verdadero e indestructible, cuyo ser es espiritual” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 76).
Siempre he sido estudiante de la Ciencia Cristiana, y estoy muy agradecido por las bendiciones que han venido de mi estudio y práctica de la misma. Sin embargo, hubo una época en mi vida en la que la alegría me parecía un idioma extranjero. Un día, me di cuenta de que no me costaba mucho expresar cualidades tan divinas como libertad y honradez. Estaba seguro, por ejemplo, de que nunca haría nada deshonesto, y me di cuenta de que debía estar igualmente seguro de mi capacidad para mantener una actitud alegre. Debería ser capaz de expresar la alegría del Alma con la misma consistencia con la que expreso la honestidad de la Verdad divina.
La inspiración que había obtenido de los pasajes citados anteriormente me llevó a buscar oportunidades para entender y expresar el gozo que Dios me ha dado: el gozo que naturalmente reflejo por ser la imagen de Dios.