Me gustaría contar una experiencia en la que reconocí y sentí la completa armonía de la creación de Dios.
Durante el verano, suelo ir a los viñedos de mi pueblo para ver la puesta de sol y disfrutar de la naturaleza. Una tarde decidí bajar al arroyo que corre al pie de los viñedos. Pero el aire del crepúsculo estaba lleno de mosquitos, y yo solo llevaba pantalones cortos y una camiseta. Al principio, estaba enojada porque no podría disfrutar el momento. Me preocupaba ser un blanco para los mosquitos, ya que en mi familia soy la que recibe más picaduras.
Pero cuando miré a mi alrededor y vi el sol poniente brillando a través de los árboles, y escuché el burbujeo del arroyo y el canto de los pájaros, me calmé y pude pensar con claridad. Reconocí la armonía y la interacción de la naturaleza y del bosque, y sentí mucha paz. Todo vive en concordancia con Dios, por lo que cada parte de Su creación refleja esta concordia entre sí. Los mosquitos son parte de esto. Son criaturas espirituales de Dios, como yo, y solo podemos vivir juntos en armonía.
Mary Baker Eddy escribe en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Todas las criaturas de Dios, moviéndose en la armonía de la Ciencia, son inofensivas, útiles, indestructibles” (pág. 514). Es imposible que una idea de Dios dañe a otra, porque Dios no conoce ni crea dolor o ira, por lo que Su creación no puede incluirlos. En cambio, todos reflejamos la alegría de Dios en la vida, Su luminosidad y Su libertad. Vivimos juntos en la luz del Amor divino.
Mientras todos estos pensamientos me venían a la cabeza, los mosquitos seguían posándose en mi brazo. Cada vez los apartaba suave y amorosamente, en lugar de golpearlos. Cuando tuve plena confianza en que ningún mosquito me picaría, seguí mi camino y pude disfrutar de cada momento con toda tranquilidad. Después de un tiempo, me di cuenta de que no tenía ni una sola picadura.
Estoy agradecida por esta experiencia de armonía porque me mostró que no necesito dejarme impresionar por las aparentes molestias o amenazas a mi paz. En cambio, puedo saber que Dios gobierna cada momento y cuida de nosotros. Esta experiencia fue un peldaño importante en el que he podido apoyarme en situaciones similares desde entonces.
