Han pasado aproximadamente dos años desde que escuché por primera vez sobre la Ciencia Cristiana a través de alguien que mi mamá conoce. Comencé a estudiarla de inmediato. Soy el único Científico Cristiano en mi casa.
En un momento dado, sufría de dolores de oído. El dolor era insoportable. Mi papá es médico y me recetó algunos medicamentos. Pero descubrí que cuanto más tomaba la medicación, peor me sentía. Se suponía que debía tomarla durante dos semanas, pero la dejé al tercer día. En cambio, leí la Biblia, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, de Mary Baker Eddy, y algunos de los otros libros de la misma autora.
Decidí confiar en la Ciencia Cristiana para sanar porque estaba harto de tomar medicamentos, especialmente porque no ayudaban. Estaba aprendiendo sobre la curación a través de la oración, y había oído hablar de otras personas que habían tenido curaciones. Entonces, pensé, ¿por qué no podía tener yo una curación también?