
Para jóvenes
Dios es; nosotros somos lo que ocurre porque Él existe. No hay causa aparte de Él.
Cuando se encontró con un muchacho guapo lejos de su casa, esta autora vio que las cosas estaban moviéndose rápido, y ella lo aceptaba. Pero justo en el momento en que estaban por dormir juntos, ocurrió algo mucho mejor; algo que ha continuado ayudándola y bendiciéndola años después.
Mientras una tormenta invernal rugía afuera, esta estudiante universitaria batallaba con su propia tormenta de sentirse indigna, no amada y enferma. No obstante, una sola llamada a una practicista de la Ciencia Cristiana detuvo la tormenta interna y permitió que la luz de la curación se abriera paso.
Cuando se transformó en el blanco de matones en su equipo de natación, este alumno del bachillerato inicialmente pensó en dejar el deporte y evitar totalmente el problema. Entonces se dio cuenta de que podía orar.
Cuando tienes una discusión política, ¿cuál es tu propósito? ¿Convencer a otros de lo equivocados que están? El analizar con honestidad sus propias discusiones políticas, llevó a esta autora a orar para ver su enfoque político desde una perspectiva espiritual.
Cuando se trataba de logros en el campo de juego o en las conquistas sexuales, este autor simplemente no estaba a la altura de las circunstancias; y esto hizo que dudara de sí mismo como persona y como hombre. El momento crucial se produjo cuando comenzó a reevaluar su definición de lo que significa ser un hombre y eligió de modelo un nuevo sentido espiritual de masculinidad.
Sola en una calle oscura, esta joven parecía ser el objetivo perfecto para un asalto. Pero justo en el momento en que parecía más vulnerable, un claro mensaje de Dios superó su temor y la ayudó a encontrar seguridad.
Para esta autora, los dolores menstruales parecían normales, hasta que comenzó a profundizar en lo que había aprendido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana.
Desde que estuvo en segundo grado, la autora fue acosada por tener muchas pecas, y ella sentía que la única respuesta era cambiar su apariencia. Pero cuando ocultar sus pecas no funcionó, ella aprendió que podía encontrar una autoestima más perdurable al comprender la belleza y la identidad de una forma completamente diferente, es decir, espiritualmente.
Esta autora estaba indecisa entre dos universidades y angustiada porque no sabía cuál escoger, entonces se dio cuenta de que podía orar al respecto. Seguir la dirección de Dios le trajo paz y una respuesta que fue sorprendente pero satisfactoria.