
Para jóvenes
Para esta autora, el que su novio la dejara justo antes de las fiestas fue la definición de la peor Navidad posible. ¿Qué se suponía que debía hacer cuando todos los demás estaban celebrando? Ella se sorprendió al descubrir que la respuesta comenzaba con una mejor comprensión del significado espiritual de la Navidad.
Lizzie tuvo una curación fue un recordatorio de que no importa dónde estemos o qué celebremos, siempre podemos experimentar la presencia de Dios que nos trae consuelo y alegría.
Si somos capaces de llenar nuestro pensamiento y corazón de gratitud y reconocer la totalidad del bien, entonces es natural que sintamos felicidad.
Aprender más acerca de su fuente, Dios, la ayudó esta estudiante de bachillerato a cambiar su forma de pensar respecto al trabajo de la escuela y otras exigencias, y esto la impulsó a estar más tranquila y cerca de Dios durante su onceavo grado.
De esta curación de dolor y malestar en las piernas Camille aprendió que prestarle toda la atención a su oración le ayuda a “cerrar la puerta” al problema mucho más rápidamente.
¿Qué haces cuando oras y la curación no se produce de inmediato? ¿Te criticas a ti mismo? ¿Te das por vencido? Este autor ofrece un enfoque distinto: Obtener una perspectiva diferente respecto al “trabajo” sanador.
Durante una expedición por la montaña en bicicleta, ella se sintió atemorizada y luchaba con una situación que no podía controlar. ¿Qué podemos hacer cuando nos encontramos igualmente abrumados? Esta autora explica cómo el comprender más acerca de Dios y nuestra relación con Él, nos abre el camino para salir victoriosos.
Cuando las cosas en el campamento para escalar no salieron según lo planeado, esta adolescente se dio cuenta de que obligarse a superar su temor a las alturas no iba a funcionar; ella tenía que orar.
Al tener dolor en sus tobillos durante una caminata, esta consejera en entrenamiento quiso sanar por medio de la oración, pero le preocupaba que la curación tomara tiempo. Un discernimiento espiritual le demostró que estaba equivocada, y la liberó.
¿Es que nuestras oraciones individuales pueden producir un cambio favorable cuando se trata de las cosas grandes que suceden en el mundo? Esta autora dice que sí, y explica por qué lo sabe.