
Para jóvenes
Este autor no solo descubrió que podía liberarse rápidamente de un ataque de pánico gracias a la Ciencia Cristiana, sino que también podía experimentar una curación permanente.
Estaba oscuro, llovía y el juego de capturar la bandera en el campamento se había convertido en una pesadilla. Sin embargo, hasta en las profundidades del bosque, este adolescente descubrió que no estaba solo.
Quizá siempre había ido a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana porque sus padres querían que lo hiciera, pero cuando esta adolescente se encontró atrapada en medio de una tormenta, de repente comprendió que su asistencia se trataba de mucho más de lo que ella se había dado cuenta.
A medida que te desplazas por TikTok o Instagram en busca de información sobre lo que está sucediendo en Ucrania, ¿cómo sabes si lo que estás viendo es legítimo? Tener buena habilidad para investigar ayuda, pero en realidad hay una cualidad espiritual dentro de cada uno de nosotros que es una guía aún más poderosa y precisa.
Sentirse fatigado por el trabajo ya era algo con lo que este consejero luchaba… y luego fue asignado a los campistas más pequeños y activos. Sigue leyendo para descubrir qué salvó su verano.
Este consejero del campamento no había tenido muchas curaciones propias cuando se lesionó en el campamento. Pero a pesar de que la lesión no parecía gran cosa, se dio cuenta de que, no obstante, era una oportunidad para orar.
Cuando un miembro de la iglesia criticó lo que llevaba puesto, esta veinteañera no estaba tan segura de querer volver a la iglesia. ¿Dónde estaba la inclusión que anhelaba? Estaba a punto de averiguarlo.
Cuando las circunstancias de la pandemia la llevaron a un oscuro agujero de inquietud y ansiedad, esta adolescente pensó que podría sobrellevar la miseria hasta que la vida volviera a la normalidad. Pero cuando eso no funcionó, encontró una respuesta aún mejor en la Ciencia Cristiana.
Cuando sus amigas comenzaron a ignorar las reglas de sus padres durante un viaje por carretera, esta estudiante universitaria se sintió totalmente justificada de estar enojada. Pero un pensamiento persistente vino a su rescate, y cambió la dinámica con sus compañeras de viaje.
Cuando era niña, le encantaba la Ciencia Cristiana. Pero a medida que se acercaba la graduación del bachillerato, nada de lo que había aprendido en la Escuela Dominical tenía sentido. O eso pensaba ella.