Para jóvenes
No importa dónde nos encontremos, el Amor divino es una protección constante para nosotros, y podemos ver la creación “muy buena” del Amor en todas partes. Comprender este hecho espiritual erradica el miedo, nos hace sentir confiados y nos mantiene a salvo.
Para esta autora, la baja autoestima, la ansiedad y la depresión parecían la norma, y le costaba entender quién era o por qué existía siquiera. Cuando un mensaje de texto de su hermano la refirió a Ciencia y Salud para encontrar respuestas, su ira se convirtió inesperadamente en alivio y asombro.
Su compromiso de estar en la Escuela Dominical era un deseo innato de conocer mejor a Dios y seguirlo más. Lo que obtuvo de la Escuela Dominical hizo que esa asistencia “obligatoria” pareciera un regalo.
Cuando el dentista le dijo que ella no tenía más remedio que hacerse extraer las muelas del juicio, esta estudiante de bachillerato eligió un camino diferente. ¿Qué decidió? Llamó a una practicista de la Ciencia Cristiana y oraron juntas; los resultados sorprendieron al dentista.
Sentía que todos eran mejores que ella, y que lo sabían. Pero en lugar de quedarse atrapada en esos sentimientos, buscó ayuda, y la encontró en la Ciencia Cristiana.
Si parece que hemos estado orando mucho por algo y no está pasando nada, ¿qué podemos hacer? Esta autora comparte por qué podemos confiar en los efectos de nuestras oraciones y persistir.
Fue un momento decisivo para este adolescente: Cuando algo que había aprendido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristina le salvó la vida, nunca más dudó de que Dios existe, y que se ocupa de nosotros.
Después de lesionarse el pie practicando tae kwon do, esta adolescente puso en práctica lo que había estado aprendiendo en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. ¿El resultado? Ella sanó.
Alcanzar la cima de una montaña en Colorado con su padre sonaba como una gran idea… hasta que ella tuvo que luchar con la subida, y comenzaron a quedarse sin provisiones. Sigue leyendo para averiguar por qué terminó su caminata sintiendo el cuidado inquebrantable de Dios por ellos.
¿Pensaste alguna vez que tenías tus planes resueltos sólo para descubrir que ibas en la dirección equivocada? Eso le ocurrió a esta autora y luchaba por saber qué hacer. Recurrir a Dios en busca de guía no fue lo primero que pensó, pero se sintió muy feliz cuando lo hizo.