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Original Web

PARA JÓVENES

Mi curación de una mala quemadura

Del número de julio de 2023 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 20 de marzo de 2023 como original para la Web.


“Favour”, dijo mi mamá, “por favor, saca la olla de agua hirviendo de la cocina y llévala al comedor”. 

Mientras cargaba la olla, le pedí a mi hermana que me abriera la puerta. Pero como no vino de inmediato, coloqué suavemente la olla en el suelo y alcancé la puerta. La abrí sin darme cuenta de lo cerca que estaba la olla, y cuando la puerta empujó la olla, sentí que el agua caliente me salpicaba la pierna y el tobillo. El dolor era espantoso, y en lo único en que podía pensar en ese momento era en lo mal que se vería mi tobillo y cuánto tiempo tardaría en sanar. También estaba frustrada y molesta con mi hermana. 

Cuando miré el tobillo, vi que mi piel no se veía ni se sentía bien. Le conté a mi mamá lo que había sucedido, y ella me consoló y me ayudó cubriendo la quemadura con un vendaje. Al recordar todas las curaciones que nuestra familia ha tenido en el pasado, sabíamos que podíamos orar de inmediato. 

Mi mamá me recordó un pasaje bíblico que dice: “¿No sabes que tu cuerpo es un templo del Espíritu Santo dentro de ti, que tienes de Dios, y que no eres tuyo? Porque fuiste comprado con un precio; glorificad, pues, a Dios en tu cuerpo” (1 Corintios 6:19, 20, según Revised Standard Version).

Este pasaje de la Biblia me ayudó a tranquilizarme, porque me recordó que, dado que Dios me hizo, nunca podría ser realmente lastimada. También me di cuenta de que no necesitaba aferrarme a la culpa que sentía contra mi hermana, porque si quería sentirme cerca del Amor, Dios, eso significaba expresar amor en vez de culpar. 

Comencé a orar con la idea de que, puesto que soy la expresión de Dios, el bien, debo ser buena, y también mi hermana. Mi frustración con ella comenzó a disminuir. El siguiente pensamiento que me vino me ayudó a tratar la dolorosa quemadura. Pensé, estoy hecha a imagen y semejanza de Dios. ¿Experimentó Dios una quemadura terrible? Por supuesto, la respuesta fue que no porque Dios es Espíritu y del todo bueno. Me di cuenta de que yo tampoco podía ser lastimada; soy espiritual, y como mi unidad con Dios no puede ser perturbada, no puedo sufrir. Estaba muy agradecida por esta oración útil, que comenzó a cambiar mis pensamientos en dirección a la curación.

No obstante, empecé a sentirme impaciente cuando el dolor no desapareció de inmediato y no podía caminar sin cojear. Fue difícil para mí concentrarme en mi inspiración inicial, lo cual alimentó aún más mi impaciencia. Sin embargo, esperaba ser sanada, así que decidí seguir orando.

Mi siguiente paso de progreso ocurrió un día cuando estaba acostada en la cama, escuchando algunos himnos del Himnario de la Ciencia Cristiana. Una línea de “‘Apacienta mis ovejas’” de Mary Baker Eddy me llamó la atención: “Fiel Tu voz escucharé, / para nunca errar” (Escritos Misceláneos, pág. 398). Darme cuenta de que la presencia de Dios realmente estaba a mi alrededor me ayudó a apartarme de las dudas sobre mi progreso y sintonizarme con la verdad, o lo que Dios me estaba diciendo. Escuchar a Dios cambió mi perspectiva respecto a que la curación no se estaba produciendo de inmediato, que era lo que me había puesto impaciente. Me di cuenta de que la paciencia no consiste en esperar a que el dolor desaparezca; se trata de escuchar la voz de Dios y saber que la curación no viene de mí presionando para que suceda, sino a través de mi comprensión de Dios.

Mientras continuaba orando con estas ideas, el dolor se detuvo. Pude caminar libremente, y toda la incomodidad desapareció. Sabía que no era un vendaje o el tiempo lo que me había sanado; fui sanada al mantener mis pensamientos alineados con Dios y Su bondad. Hoy, mi tobillo está bien, y ni siquiera puedes decir que pasó algo. 

Esta experiencia me enseñó que la receptividad y la paciencia son catalizadores para la curación. También me dio más confianza en Dios y me ayudó a comprender que nada puede separarnos ni a mí ni a nadie del amor de Dios. 

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