Estaba disfrutando del campamento con mi familia. Un día, me di cuenta de que unos niños estaban jugando al otro lado de un puente amarillo. Yo quería ir a jugar con ellos. Pero estaba nerviosa porque uso una silla eléctrica para moverme. El puente era empinado y no quería volcarme.
En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana aprendí algo que me ha ayudado cuando me siento nerviosa o asustada. Yo decido si mis pensamientos deben recibir una luz roja, una luz amarilla o una luz verde. Eso significa que presto atención a mis pensamientos para ver si debo detenerlos (luz roja), si debo callarme y escuchar a Dios para que me diga qué hacer (luz amarilla), o si un pensamiento es realmente de Dios (luz verde). Sé que Dios es bueno. Así que cualquier pensamiento que no sea bueno no es de Dios y recibe una luz roja.
Se me ocurrió la idea de que podía cruzar lentamente el puente en la silla. Mi mamá también me dijo que fuera despacio, y yo escuché.
En la Escuela Dominical he aprendido que Dios nos dio dominio, que es una especie de poder. He leído acerca de esto en Génesis, el primer libro de la Biblia. Así que sabía que tenía dominio sobre cualquier pensamiento de temor o nervioso. Si me sentía nerviosa, sabía que estaba a salvo en todo momento.
¡Logré cruzar y pude jugar con los otros niños!
Crucé el puente tres o cuatro veces más durante el campamento. Cada vez que lo hacía, disminuía la velocidad y me tomaba un momento para escuchar a Dios antes de seguir adelante. Me sentía segura en todo momento, y lo estaba.
He aprendido que ir despacio con muchas cosas es una buena idea, especialmente cuando tienes ganas de apresurarte. Es una sensación increíble reducir la velocidad y escuchar a Dios, y sé que siempre puedo hacerlo. ¡Amo a Dios!