Relatos de curación
Cuando llegó la Christian Science a mi vida, pesaba sobre mí una sentencia médica preocupante: “irrigación sanguínea deficiente”. Un último especialista de problemas vasculares que consulté, me dijo que no podía ni lavarme las manos con agua fría, y que tendría que medicarme con vasodilatadores por el resto de mi vida.
Era de noche, tarde, y acababa de salir de la facultad. Caminé unas cuadras hasta la parada y esperé, como siempre, a que viniera mi ómnibus.
Hace Algunos Años, al conocer la Christian Science, pude liberarme de la dependencia de tomar medicamentos para mantener mi salud. Desde niña había padecido de una severa desnutrición, desarreglos glandulares y agudos dolores de cabeza.
Estudio en un colegio militar donde siempre estamos muy ocupados con muchas actividades y practicamos muchos deportes. Hace unos dos años, durante un partido de básquetbol, salté para agarrar un rebote y cuando bajé al suelo me doblé el pie y me caí.
En La Universidad formé parte del equipo de remo en la categoría de peso pesado, y en el verano, del equipo de un club que practicaba dos veces al día. En una ocasión, al final de la práctica matutina, me lastimé la espalda.
La Bomba Del Ataque terrorista a la Embajada de los Estados Unidos en Beirut, Líbano, el 18 de abril de 1983, quitó la vida a diecisiete estadounidenses y a muchos libaneses. Mi esposo murió en la explosión y yo fui herida.
Cuando Era muy joven, decidí casarme simplemente porque quería tener un hijo; por tanto, no es de sorprenderse que una vez que me casé, no fui feliz. Oré sobre esta situación, sin embargo no encontré mucha paz.
Conocí la Christian Science gracias al deseo que tuvo la madre de un querido amigo de compartir el libro Ciencia y Salud con mi madre. Al empezar a estudiar este maravilloso libro en mi adolescencia pronto percibí que el Amor divino abraza a toda la creación.
Escribo este testimonio con profunda gratitud. Esta curación representa uno de los acontecimientos más decisivos y que más han cambiado mi vida, de todos los que he experimentado como estudiante de la Christian Science.
Desde Que Tenía nueve años hasta que cumplí diecisiete asistí regularmente a una Escuela Dominical de la Christian Science. Considero que le debo todo lo que soy y todo lo que tengo a la verdad que conocí a través de las inspiradas enseñanzas y al amor incondicional que recibí allí.