
Relatos de curación
Cuando Era muy joven, decidí casarme simplemente porque quería tener un hijo; por tanto, no es de sorprenderse que una vez que me casé, no fui feliz. Oré sobre esta situación, sin embargo no encontré mucha paz.
Conocí la Christian Science gracias al deseo que tuvo la madre de un querido amigo de compartir el libro Ciencia y Salud con mi madre. Al empezar a estudiar este maravilloso libro en mi adolescencia pronto percibí que el Amor divino abraza a toda la creación.
Escribo este testimonio con profunda gratitud. Esta curación representa uno de los acontecimientos más decisivos y que más han cambiado mi vida, de todos los que he experimentado como estudiante de la Christian Science.
Desde Que Tenía nueve años hasta que cumplí diecisiete asistí regularmente a una Escuela Dominical de la Christian Science. Considero que le debo todo lo que soy y todo lo que tengo a la verdad que conocí a través de las inspiradas enseñanzas y al amor incondicional que recibí allí.
Después De que nacieron nuestros mellizos, sufrí de depresión postparto. Fui a la librería local en busca de algo que me ayudara, y me encontré con el libro de Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras.
Tenía Once Años cuando entré por primera vez a una iglesia de la Christian Science, con un panadizo en el dedo. Años después, mi mamá me contó que yo no había dormido en dos noches debido al dolor que sentía.
"Quita Tu Calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es" (Exodo 3:5), fue la orden que Dios le dio a Moisés. Muchas veces en mi vida he sentido como si estuviera parada en tierra santa, y esto se debe a la Christian Science.
Conoci La Christian Science en Nueva York, cuando pasaba por un momento de desesperación. Habíamos venido de Costa Rica para cursar estudios universitarios.
Decidí orar, comprender y reconocer que Dios, el Amor, lo gobierna todo y nos incluye a todos, y que Él corrige todo como es debido.
Una Tarde, hace aproximadamente un año, tomé un curso de escritura para prepararme para enseñar a escribir a mis nuevos alumnos de primer grado, cuando comenzaran las clases en el otoño. Fue entonces que noté que mi brazo derecho estaba bastante tieso, y que un hueso del hombro estaba fuera de lugar.