
Relatos de curación
Al Principio mi entendimiento de la Biblia era muy vago y distorsionado. A veces cuando leía las Escrituras las tergiversaba según mis intereses, pero con la ayuda de Ciencia y Salud no lo hice más.
Hace Treinta Años me encontraba embarazada y muy enferma. Ya tenía cuatro niños, pero no podía cuidarlos.
Ya Hace Un Tiempo que asisto a una academia que se encuentra ubicada en el centro de Lima. No es una zona muy tranquila que digamos, hay bastante congestionamiento.
Cuando Tenía Veinte Años tuve que hacer el servicio militar en el Ejército Soviético. No parecía ser un buen lugar para mi desarrollo, especialmente debido a los difíciles conflictos que era muy probable que surgieran entre el orden militar y mi conciencia.
Compré la traducción al español del libro Ciencia y Salud años atrás, cuando recién comenzaba a estudiar la Christian Science y a asistir con regularidad a la iglesia, principalmente a las reuniones de testimonios. En ese entonces, no teníamos el libro traducido al portugués.
HACE ALGÚN TIEMPO inesperadamente me desmayé. Me sentía algo extraña cuando recuperé el conocimiento, de manera que pensé que sería sabio tomarme un día libre en la escuela donde enseñaba.
AL CONOCER la Christian Science comencé a captar el verdadero concepto de lo que es Dios como Espíritu, como sustancia infinita, que satisface todas nuestras necesidades. Estoy aprendiendo a conocer a Dios, como Espíritu, como ser incorpóreo que no tiene una figura humana; y que para recurrir a Él no necesitamos de intermediarios como figuras o imágenes, sino que Él responde directamente a nuestra conciencia.
Es con profunda gratitud que comparto este testimonio, para que los lectores sepan que hasta una persona nueva en la Christian Science puede experimentar su notable efecto sanador. En 1994 comencé a tener desacuerdos con el director de mi instituto y como resultado de ello caí en un estado de angustia y confusión mental.
Un Miércoles, cuando me dirigía a la iglesia de la Christian Science a la que concurro, al descender del ómnibus se me salió la sandalia que llevaba puesta y resbalé golpéandome la espalda contra el filo de cada uno de los tres escalones metálicos hasta caer sobre el pavimento. Atiné a pedirle al conductor que no arrancara y me puse de pie con gran dificultad.
Cierta Noche mi novia y yo fuimos asaltados en la puerta de casa por tres jóvenes armados. Entraron en nuestro auto y nos pidieron que manejáramos por la ciudad.