Cuando Mary Baker Eddy escribe sobre la mujer, siempre usa descripciones espirituales, no físicas. Por ejemplo, un párrafo de Ciencia y Salud tiene por título marginal “El hombre y la mujer ideales”. En el texto ella explica que “...Dios creó al hombre a Su imagen, para que refleje al Espíritu divino. Se infiere, entonces, que hombre es un término genérico. Los géneros masculino, femenino y neutro son conceptos humanos” (pág. 516).
Soy deportista, y este concepto me ha resultado muy útil. El año pasado disfruté mucho al ver la Copa Mundial de Fútbol para Mujeres. El dominio, la gracia y la fortaleza que aportaban las jugadoras a un deporte considerado mundialmente como “de hombres”, me dieron mucha inspiración.
En ese momento yo estaba jugando en un equipo de fútbol mixto. Durante las temporadas de primavera y verano, me lastimé los pies tres veces. La última lesión fue tan seria que por casi una semana apenas pude caminar. Me sentía muy desconsolada por estas lesiones, sumadas a las exigencias que estaba teniendo en mi vida personal y en mi trabajo. Parecía no tener control en mi vida.
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