Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). El claro y profundo significado de esta declaración de Cristo Jesús, es muy hermoso. Cualquiera la puede aplicar a la situación que esté viviendo.
Un día, a fines de junio de 1997, me sentía desesperado porque aún faltaban dos días para cobrar mi pensión mensual. No tenía dinero y necesitaba algunas cosas. Pero cuando recordé esa declaración de la Biblia, supe que todo se resolvería fácilmente y de una manera hermosa.
Fui a visitar a un amigo que vive a unos 15 kilómetros de mi casa. Cuando llegué, le dio mucho gusto de que hubiera ido a visitarlo, y hablamos de muchas cosas. Él tiene un negocio, y allí vi cosas que necesitaba mucho. Sin embargo, como no tenía dinero, no dije nada. Cuando terminamos de hablar, me regaló 20 kilos de algo que yo necesitaba porque le había dado mucho gusto verme. Envolvió todo y lo puso en mi coche. También me agradeció por haberlo ido a ver.
De camino a casa, otro amigo me estaba esperando junto al camino. Me invitó a que entrara a su negocio, donde había muchos clientes. Me preguntó qué necesitaba, y yo sólo le pedí cinco sacos vacíos, que me eran muy necesarios para acomodar nuestra perra que acababa de tener perritos. De inmediato le dijo a uno de sus empleados que me diera lo que yo necesitaba, y me los dio. Todos en el negocio me miraban sorprendidos, pensando que yo debía ser alguien importante por haber recibido tan rápido lo que necesitaba.
Al regresar a casa agradecí a Dios que había arreglado todo tan armoniosamente para mí, y respondido a mis necesidades. Como escribe Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud: "El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana" (pág. 494).
Yogyakarta, Indonesia
