Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Curación de verrugas en los pies

Del número de octubre de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Estoy muy agradecida por haber conocido la Christian Science a través de una tía de mi esposo. Yo nunca había oído hablar de esta religión, entonces ella me recomendó que fuera a visitar una Sala de Lectura de la Christian Science, donde pedí prestado el libro de texto, Ciencia y Salud. Lo leí y pensé que era tal como siempre había deseado que fuera una religión.

Puedo decir con toda certeza, que la Christian Science ha enriquecido mi vida. “Cuando un corazón hambriento le pide pan al divino Padre-Madre Dios, no le es dada una piedra —sino más gracia, obediencia y amor” (Escritos Misceláneos, pág. 127, otro libro escrito por la Sra. Eddy).

He tenido muchas curaciones desde que conocí la Christian Science. Sané de enfermedades, de los efectos de un accidente, he solucionado problemas de relación con miembros y amigos de la familia, y he superado una situación insostenible en mi trabajo. Como muchos otros, puedo decir que no sé lo que hubiera hecho sin la Christian Science. Cuando cuento mis bendiciones, pienso de inmediato en una experiencia que tuvimos cuando recién empezaba a estudiar esta Ciencia.

En esa ocasión mis hijos estaban en el pre-escolar, y uno de ellos me dijo que tenía verrugas en los pies. Antes de conocer la Christian Science, había tenido que llevar a los dos niños al médico para que les quitaran el mismo tipo de verruga, y había sido muy doloroso. Esta vez le pregunté a mi hijo si quería ir otra vez al médico, o si prefería que le pidiéramos ayuda a Dios. Él quiso recurrir a Dios. Estábamos acostumbrados a orar todas las noches, pero ahora no sólo orábamos, sino que también hablábamos de la Verdad y dábamos gracias a Dios. Juntos decíamos: “Gracias, Dios mío, por haberme creado totalmente perfecto”. También le dije al niño que no debíamos mirar lo que Dios no había creado. Una noche, poco tiempo después, cuando estaba orando con mi hijo, él estaba en la litera de arriba, y al pasar le miré los pies y observé que no tenían ninguna verruga. Salí de la habitación dándole gracias a Dios. A la mañana siguiente le dije que se mirara las plantas de los pies. Entonces los dos agradecimos a Dios por esta curación.


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / octubre de 2000

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.