Relatos de curación
Cuando sintió náuseas, dificultad para respirar y dolor en el pecho, Trish oró para comprender que estaba libre de toda pretensión de enfermedad, porque vivimos en Dios, que es Espíritu, y esto significa que nosotros mismos somos espirituales, no físicos. Su curación fue rápida y definitiva.
Hace unos años, Ann y su esposo tuvieron uno de sus mayores desafíos personales. Pero oraron y fueron bendecidos y guiados a nuevas oportunidades de negocio que no podríamos haber previsto o definido por ellos mismos, solo por Dios, y que han sido sumamente exitosas y gratificantes.
Cuando un pequeño tumor apareció en el centro de su frente, Susan oró sabiendo que Dios la creó a Su imagen y, por ende, estaba libre de enfermedad. Sanó del tumor en la cara y de otras condiciones.
Hilary cuenta que está agradecida por todas las curaciones que ha tenido a lo largo de muchos años, en especial por las que tuvieron lugar en la iglesia.
Orar con un practicista de la Ciencia Cristiana para saber que, por ser el reflejo espiritual de Dios, ella solo podía expresar pureza, y que nada desemejante a Dios, el bien, podía entrar en su ser, ayudó a Linda a vencer y sanar permanentemente la pérdida del gusto y el olfato.
Al adoptar pensamientos más apacibles y juzgar menos, Cicely superó las noches de insomnio y sanó de una reacción alérgica.
Cuando algunos miembros de la familia comenzaron a tener síntomas de gripe, Nancy oró reconociendo la realidad y la totalidad de Dios, el bien, quien está siempre presente. La gripe no avanzó más en la familia.
Debido a su estudio de la Ciencia Cristiana, Carol comprendió que el contagio no es inevitable. Esa comprensión protegió a sus hijos cuando hubo un brote de varicela en el vecindario. Ninguno de ellos enfermó del virus.
Nancy añoraba tener hijos y una familia. Ella oró y obtuvo un sentido más claro de su individualidad como reflejo de Dios, Su idea espiritual completa y satisfecha. No mucho después descubrió que estaba esperando a su primer hijo.
Al lidiar con síntomas de gripe y una profunda depresión, Margaret reconoció, por medio de la oración, que solo era una creencia en un poder aparte de Dios. Lee cómo fue sanada al reconocer que cualquier cosa opuesta a Dios es, en realidad, una ilusión.