Deseo expresar gratitud por los numerosos medios que tenemos para recibir ayuda mediante la oración en la Ciencia Cristiana. Hace aproximadamente un año, sentí una fatiga abrumadora, mareos y debilidad. Aunque esto causó cierto temor, como Científica Cristiana de toda la vida sabía que podía recurrir a Dios en busca de ayuda y curación.
Comencé a leer algunos de mis pasajes favoritos de la Biblia. El Salmo 91 me brindó gran inspiración y esperanza. Lo acepté como la promesa que Dios me había hecho de Su presencia sanadora, de Su ayuda y liberación. Isaías 41:10 me enseñó a no temer, ya que Dios estaba conmigo. En Isaías 40:28–31, leí que Dios nunca desfallece ni se fatiga, y jamás podría perder Su fuerza, y esto me animó a esperar lo mismo para mí por ser Su hija amada.
Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, responde a la pregunta “¿Qué es el hombre?” con profundas declaraciones de la verdad, tales como estas: “El hombre es la idea, la imagen, del Amor; no es el físico. ... no tiene ni una sola cualidad que no derive de la Deidad; . . .” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 475). Su respuesta completa a esta pregunta trajo mucha curación a mi pensamiento.
Puesto que cuido de mis tres bisnietos, y no todos los miembros de mi familia son Científicos Cristianos, me hicieron la prueba de COVID-19 unos días después de que aparecieran estos síntomas, y la prueba dio positivo.
Me comuniqué con un practicista de la Ciencia Cristiana, quien aceptó orar por mí. Me aseguró que no podía ser privada de todo lo que Dios ya me había dado —como la vida, la salud, la alegría, la paz, la bondad y la fortaleza— y que la provisión de Dios para mí era permanente. Comprendí que nada en el mundo podía eliminar la bondad de Dios. Un querido amigo que es Científico Cristiano también me recordó que podía tener y ser sólo lo que Dios había planeado que yo tuviera y fuera. Estaba muy agradecida por todas estas reconfortantes verdades. Este mismo amigo comenzó a enviarme artículos pertinentes del Christian Science Journal y del Sentinel. Todos los días, esperaba ansiosamente las ideas sanadoras que sabía que encontraría en estos hermosos artículos, así como en la Biblia y Ciencia y Salud.
A los pocos días de apoyarme en Dios para esta curación, estaba completamente libre de todos los síntomas. Había sido obediente a las leyes de mi estado en relación con la cuarentena, y durante ese tiempo me había dedicado a aprender más acerca de la verdad de la presencia sanadora de Dios, y atestiguar el cumplimiento de Sus promesas de sanarnos, liberarnos y mostrarnos Su salvación.
Estoy muy agradecida a mi familia y amigos por su amoroso apoyo durante este período, a la Sra. Eddy por darnos esta hermosa manera de vivir, a Cristo Jesús por sus enseñanzas y por mostrarnos el camino, y a nuestro Padre celestial, que siempre nos ama y cuida de nosotros.
Barbara Yocum
Carson City, Nevada, EE.UU.
