Editoriales
Paso a paso, o más rápidamente, todos podemos ganar en pureza mental, afecto y valentía.
Nuestra verdadera vida es la espiritual, dentro de la Mente que es Dios, en la que la armonía, la salud, la alegría, el propósito y la satisfacción no dependen de dónde estamos, sino de lo que somos, como hijos e hijas de Dios.
Aun cuando parezca que somos arrastrados por las corrientes de los tiempos, la verdad espiritual y el poder del Cristo que la respalda nos elevan a todos y nos asientan sobre un fundamento mental firme, anclando el pensamiento en el bien presente que es irreversiblemente real y no puede ser cancelado.
Tenemos a diario la oportunidad de ver a nuestro prójimo a salvo en la realidad del Espíritu y receptivos al Cristo que nos está comunicando a todos que coexistimos en la Mente divina. A medida que lo hagamos, estaremos reflejando el amor de Dios los unos a los otros.
Si la Ciencia Cristiana es verdadera, entonces su mensaje libera a toda la humanidad del sufrimiento, y tenemos la responsabilidad de vivir esta verdad a fin de que se pueda ver.
La paternidad y maternidad de Dios es justo lo que los sanadores cristianos necesitan porque nos permite cuidar tiernamente de todos los hijos de Dios, nuestros hermanos y hermanas, con Su amor sanador.
La celebración cristiana de la Pascua honra la resurrección de Jesús, el modelo absoluto de todo lo que es bueno. Él venció la muerte casi al término de su experiencia humana de sanar y redimir a la humanidad por medio de sus palabras y obras.
El Cristo funciona como una influencia divina irresistible que puede romper toda oposición al bien.
Vivo en una ciudad de los Estados Unidos cercana a la frontera mexicana, donde la inmigración hace mucho que es parte de la vida cotidiana de la comunidad. Me ha beneficiado la afluencia comercial como resultado del mercado internacional, y he disfrutado de la amistad de aquellos que han venido de otros países...
Estamos sumamente agradecidos por cada escrito que recibimos de los generosos autores, aunque no podamos publicar todos. Valoramos el flujo constante de artículos y testimonios que nos llegan y nos permiten elegir los mejores temas para cada número de nuestras revistas, y así alimentar el hambre espiritual de los lectores.