
Editoriales
Seguir el ejemplo de Jesús es la forma más útil y sanadora de amar a nuestro prójimo.
El poder de Dios es el que debemos tener. Es omnipotente, todo poder. A medida que el Cristo, la Verdad, nos eleva hacia el sentido espiritual de Dios como la única autoridad sobre nosotros, hallamos que la Verdad es el poder divino que demuestra la salud que Dios nos ha dado.
No solo “un único Dios infinito, el bien, unifica a los hombres y a las naciones”, sino que Dios “pone fin”, “aniquila” y “anula” el mal. Y es algo que el “único Dios infinito, el bien”, mediante una iglesia cuyos miembros y amigos siguen al Cristo, puede hacer.
Es nuestro Padre-Madre Dios, nuestro divino Progenitor, quien pone orden en nuestro horario; da protección a nuestros hijos; y brinda calma, fortaleza y curación a cualquier desafío que podamos enfrentar.
La verdadera resiliencia se basa en el hecho espiritual de que Dios es nuestro Progenitor divino, quien nos ha otorgado gracia y favor a cada uno de nosotros.
Al comprender a Dios como Vida y Amor divinos, y a nosotros como Sus hijos amados, nos vemos a nosotros mismos y a los demás como la expresión completa de las cualidades divinas. Encontramos la fortaleza para exigir justicia, igualdad y libertad.
El odio parece tener raíces profundas en la historia humana; no obstante, el Amor divino que se refleja eternamente en el hombre lo destruye.
La Ciencia Cristiana revela que, en lugar de ser fusiones de lo físico y lo espiritual, por ser creaciones de Dios permanecemos en el estado del ser completamente espiritual y puramente bueno que Dios, desde el principio y permanentemente, provee para nosotros.
El poder sanador no está con nosotros personalmente; proviene del Principio divino del universo, Dios, y todo aquel que comprenda a Dios puede liberarse de las limitaciones materiales en su propia experiencia.
Tal vez sientas que tu Navidad está demasiado llena de actividades o expectativas después de la tan disminuida Navidad del año pasado, o demasiado llena de cuestionamientos acerca de si es conveniente celebrarla bajo la sombra de la continua incertidumbre. O quizá tus festividades no están lo suficientemente llenas, porque estás a la espera de una invitación para reunirte con amigos o familiares.