Para los que se esfuerzan con vehemencia por ensanchar el alcance de su demostración de la Christian Science, es profundo el significado de la bien conocida cita escritural (Mateo 7:3—5): “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no adviertes la viga que está en tu mismo ojo? O ¿cómo dirás a tu hermano: Deja, echaré fuera la paja de tu ojo? ¡y he aquí una viga en tu propio ojo! ¡Hipócrita! echa fuera primero la viga de tu ojo, y entonces verás claramente para echar fuera la paja del ojo de tu hermano.”
Una autoridad en materia bíblica habla de la viga y la paja como tablón y astilla. Lo cual ilustra vívidamente la necesidad de mirar primero nuestro propio ojo, o sea dentro de nuestra consciencia misma, para cerciorarnos de que nada tenga que no sea cristiano, más bien que ver el ojo del prójimo. Porque una astilla es de veras insignificante comparada con el tablón.
Para la mente humana, es cosa dura aceptar la responsabilidad de lo que vea en los otros, en vez de solamente lo que uno mismo haga y manifieste. Se aferra aún a la vieja creencia teológica de que quien se haya arrepentido de sus errores de omisión y de comisión, lavando su propia vestidura, tiene por eso el derecho de atisbar los errores de los demás con cierta complacencia y justificación propia, dando gracias de que ya está libre de yerros, pero viendo todavía como reales los defectos de los otros.
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