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Un querido amigo que vió mi necesidad de...

Del número de julio de 1952 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Un querido amigo que vió mi necesidad de curación me presentó la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”., pero yo no la acepté desde luego. Acababan de hacerme una operación peligrosa y pensaba yo que si recobraba mi salud, recobraría también mi gozo y felicidad y se restablecería en mi hogar la armonía. Mi salud mejoró en ciertos sentidos, pero empeoró mucho más en otros sentidos. En cuanto al gozo, la felicidad y armonía, parecían estar más lejos de mí que nunca, y yo sumamente desalentada. Una casa grande y dos pequeños hijos a qué atender me abrumaban con más exigencias de las que soportaba mi exhausta condición física.

Pocas semanas después me sucedió algo muy angustioso, y viéndome tan afligida e imposibilitada, recurrí a la Christian Science con todo mi corazón. Compré el libro de texto, Ciencia y Salud, y solicité tratamiento de un practicista.

La lucha fué severa a veces, pero, como quien se ahoga, bregué por salvarme. Estoy muy agradecida por la ayuda y el aliento que me impartieron los practicistas entonces. Algo lentamente recobré mi salud y mis fuerzas, pero esforzándome sinceramente por conocer y comprender a Dios, sané de mis dificultades físicas, recobré mi gozo y felicidad, y planté mis pies en el sendero de la verdad.

En los primeros años de mi estudio de la Christian Science logré varias curaciones instantáneas con mis propios tratamientos. Al cerrarse reciamente una puerta de automóvil, atrapó la mano de uno de mis hijos; pero la curación fué instantánea. No hubo hinchazón, dolor ni descoloramiento alguno. Una infección ocular y el fuerte dolor de un diente quebrado en un accidente también sanaron instantáneamente. Casi sin excepción, estas curaciones de mis niños se consumaron en pocas horas. Y así parecía necesario entonces, porque uno de los miembros de la familia estaba agresivamente opuesto a la Christian Science. En todo esto podía yo ver que el Amor divino sostenía y protegía mi vehemente deseo de no confiar más que en Dios, por lo cual me sentía sumamente agradecida. Paperas, resfriados, gripe, dolor de muelas, infección ocular y auricular y una cortada o corte grande en la cabeza causado por un accidente mientras nadaba, fueron unas cuantas de las otras dificultades vencidas.

El insomnio fué una de mis pruebas más duras. Cuando adopté la Christian Science, por muchos meses no había podido dormir sino pocas horas cada noche. Había llegado al grado de temer mucho no dormir y la postración y el cansancio consiguientes. Cada vez parecía menos posible descansar. Pero con mi estudio de la Christian Science principié a perder mi temor de las consecuencias de no dormir y, por lo tanto, ya no las sufría tanto. Pero no fué sino hasta que entendí claramente que el hombre, por ser espiritual, no depende del sueño para sentirse fresco o tonificado, sino que Dios le recupera sus fuerzas y lo renueva de continuo, cuando el temor de los efectos de no dormir se disipó por completo y pude dormir normalmente.

Sané de la necesidad de usar lentes después de haberlos usado por unos quince años. Esto lo logré en una semana con ayuda de un practicista y con diligente trabajo metafísico de mi parte. Para ello, consulté (las recopilaciones de) las Concordancias de los escritos de Mrs. Eddy en cuanto tienen que decir sobre “ojos,” “vista,” “ver,” “visión” y “viendo.” Estudié bien estas citas diariamente hasta que percibí que la vista es discernimiento espiritual, una facultad de la Mente, sin que ni sea de la materia ni en ella esté, ni la gobierne la materia ni opere mediante ella. El uso de los lentes nunca puede ni menoscabar ni mejorar una facultad de la Mente.

Yo sabía desde un principio que la Christian Science es la verdad, y que ella únicamente podía resolver los problemas con que yo tropezaba. Pero tuve que adoptar una actitud firme y que probar ésto. Tuve que demostrar que yo deseaba lo espiritual más que lo material.

Agradezco las muchas pruebas que he tenido de que Dios es todo consistentes en el desvanecimiento de las enfermedades y la inarmonía, pero más agradezco la evangelización de que ha sido objeto, en cierto grado, mi humana entidad, y la revelación de un Dios al cual puedo comprender, adorar y obedecer. Agradezco a Mrs. Eddy su grandiosa obra como la revelatriz de la Christian Science y su ejemplo con que nos inspira como nuestra Guía.—

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