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La Christian Science me ha beneficiado inmensurablemente...

Del número de abril de 1954 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Christian Science me ha beneficiado inmensurablemente por muchos años. La primera prueba convincente de su poder para vencer los males físicos fué una curación que experimenté de la enfermedad hereditaria llamada diabetes que se supone sea incurable y de la que falleció mi padre. Se había quebrantado mi salud y el diagnóstico médico indicaba que tenía los síntomas de esa enfermedad. Me prescribieron una dieta estricta, pero no me trajo ningún alivio. Yo sabía algo de la Christian Science por ser cuñado de una de las que establecieron en el Canadá la Causa de esta Ciencia durante mi estancia allí, pero yo no tenía fe en la Christian Science y hasta me oponía mucho a lo que entonces creía yo que era. Sin embargo, después de haber sufrido en tal mal estado por varios meses, y evidenciándose crecientemente que la medicina material era impotente para remediar el estado en que me hallaba, seguí el impulso de buscar la ayuda de la Christian Science.

Consulté a una practicista que, cuando escuchó mi relato de lo que me pasaba, me informó que la dificultad era irreal, no verídica. Prometió ayudarme y me dijo que leyera Ciencia y Salud por Mrs. Eddy y la Biblia. Yo estaba dispuesto a hacerlo así, pero no tenía el libro de texto y en aquel entonces todavía no había Salas de Lectura. Me dijo la practicista: “Voy a venderle el ejemplar que yo tengo porque puedo comprar otro ejemplar en pocas horas, pero déjeme decirle que si no pudiera comprarme otro, no cedería el que tengo ni por un millón de dólares.” Eso me impresionó tanto que nunca se me ha olvidado. Al despedirme de ella para tomar un tren por necesitar hacer un viaje, me recomendó: “Lea Ciencia y Salud, tome lo que le sirvan de comer, y agradézcalo.” Entré al coche-comedor en el tren, pedí lo que se me antojó y me puse a comer con ganas hasta quedar satisfecho. Así acabó mi dieta. Sané con tres tratamientos y eso pasó hace más de treinta y seis años.

Todos los años que han intervenido desde entonces yo he sido un estudiante de la Christian Science y he disfrutado el grato privilegio de servir en muchas capacidades en las actividades de las iglesias filiales. He venido experimentando una creciente sensación de salud y armonía, una serenidad mental cada vez mayor y una gozosa actividad sin ninguna interrupción. Se me han resuelto inumerables problemas de provisión, ocupación, residencia y relaciones humanas así como dolencias físicas, cuando he reconocido los hechos del ser verdadero y cuando he aplicado fielmente las correspondientes leyes.

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