Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Sin amor nada aprovecha

[Original en francés]

Del número de abril de 1954 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Gracias a la pureza e inspiración de una noble mujer, Mary Baker Eddy, Descubridora y Fundadora de la Christian Science, los sinceros buscadores de la Verdad tienen hoy la oportunidad de comprender que “El Amor universal es el camino divino en la Christian Science.” Esta admirable declaración que hace nuestra Guía en la página 266 de su magistral obra, ‟Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,” indica la verdad de que el único modo de obtener una sensación perfecta de salud, felicidad, prosperidad y éxito es amando en la vida diaria. Dijo pertinentemente el Apóstol Pablo en su primera epístola a los Corintios (13:1, 2): “Si yo hablare las lenguas de los hombres, y de los ángeles, mas no tuviere amor, soy como bronce que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviere el don de profecía, y supiere todos los misterios, y toda la ciencia; y si tuviere toda la fe, de modo que pudiese remover montañas, mas no tuviere amor, nada soy.”

A fin de vivir más eficientemente, debemos adquirir un conocimiento exacto de la naturaleza del Amor. No se trata de amor humano o personal, sino de reflejar el Amor divino, siendo así su expresión. Sólo Dios es Amor, y el hombre, como idea, lo expresa constantemente. El amor de Dios, el bien infinito, no sabe de restricciones ni límites de ninguna clase. Es universal y omnipresente. El hombre creado por Dios es espiritual; su hermosura está en el Alma. De Dios hereda Su naturaleza perfecta y Sus cualidades imperecederas. Sólo esas cualidades son dignas de ser amadas. Una sensación puramente material de amor toma la forma de emotividad que a veces aparece como afecto sincero, pero que a menudo reserva a los humanos crueles decepciones. Querer la personalidad material y dejarse seducir por la sola atracción de un físico agradables es un error garrafal.

Si los hombres purificaran sus afectos y amaran a sus semejantes viéndolos en su entidad verdadera como idea espiritual, no darían lugar al efecto depresivo que ocasiona la pérdida aparente de los afectos humanos. El Amor divino no nos priva de nada bueno, sino que como dice Mrs. Eddy en Ciencia y Salud (pág. 5): “Dios derrama las riquezas de Su amor en la compresión y los afectos, dándonos fuerzas según lo requiera el día.” La naturaleza inagotable del Amor divino hace posible que todo hombre exprese más amor desinteresado ennobleciendo más sus pensamientos y sus deseos.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / abril de 1954

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.