Tanto los niños como las niñas gozan leyendo los relatos bíblicos que cuentan hazañas de gran valor y experiencias interesantes. Podría creerse que sólo a aquellos que vivieron en la época bíblica les fue posible pasar por tales experiencias. No obstante, éste no es el caso. Dios está tan cerca de nosotros hoy como lo estaba de Moisés, Daniel o Cristo Jesús. Todo aquel que ama el bien ama a Dios. Pensando y haciendo lo correcto servimos a Dios y al resolver los serios problemas que nos enfrentan, probamos que Dios nos ama.
Dos hermanitos, llamados Guillermito y Tomasito, aprendieron en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana que hace mucho tiempo un hombre llamado Daniel fue arrojado a la cueva de los leones porque no se inclinaba y adoraba al rey y en vez adoraba a Dios. Daniel sabía que era importante obedecer a Dios y que Dios protege a los que le obedecen. Y Dios en verdad le protegió. Además cuando el rey descubrió que los leones no habían dañado a Daniel quedó tan impresionado que él también adoró a Dios y libró a Daniel.
En cierta época, mucha de la gente en el vecindario en que vivían Guillermito y Tomasito, se vió presa del temor porque creía en la existencia de una cierta enfermedad que podía atacar a los niños. Empero, Guillermito y Tomasito le dijeron a su mamá que ellos no querían tener miedo y así inclinarse ante el error.
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