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Gozo por la mañana

Del número de julio de 1963 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Se han despertado Uds. alguna vez durante la noche viéndose al momento acosados por una ola de ansiedades, de problemas no solucionados y aprehensiones respecto al futuro? La autora recuerda que cuando era joven temía irse a acostar, pues a menudo permanecía despierta en la oscuridad. El amor y la comprensión de una madre inteligente solucionó este problema.

Mrs. Eddy dice lo siguiente en la página 479 de Ciencia y Salud: “Las tinieblas y el caos son los opuestos imaginarios de la luz, el entendimiento y la armonía eterna, y son los elementos de la nada.” Debemos meditar sobre esa potente palabra “imaginarios.” Nos enfrenta cara a cara con la enseñanza fundamental de la Ciencia Cristiana [Christian Science] que sostiene que dado que Dios es bueno y es Todo, el mal de cualquier especie es irreal.

La Biblia declara que “todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él ni una sola cosa de lo que ha sido hecho fué hecha” (Juan 1:3). Todo lo que El hizo es bueno como El, de ahí que las oscuras visiones del mal que parecen alcanzar una mayor intensidad en la noche deben ser fantasmas de irrealidad, aunque parezcan ser verdaderos.

Para aquellos que suspirando dicen: “Ojalá fuera ya de día” citamos una definición del libro de texto que aparece en la página 591 y que dice: “La Mañana. Luz; símbolo de la Verdad; revelación y progreso.” En un sentido literal la luz expele la oscuridad. Figuradamente, la luz es la revelación de la Verdad y de acuerdo con la Biblia, la Verdad es otro nombre para Dios. De manera que el día, o la luz viene cuando nos tornamos a Dios y le contemplamos como El es, es decir, la fuente única del pensamiento. Juan nos dice: “Dios es luz, y no hay en él ningunas tinieblas” (I Juan 1:5).

Cristo Jesús comprendió la naturaleza de Dios y del hombre a imagen de Dios, y esta comprensión le capacitó para sanar y bendecir, trayendo la luz de la presencia de Dios que disipó la oscuridad que reinaba en el período en que vivió él. Hablando de su ser espiritual como idea de Dios, él dijo (Juan 8:12): “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.”

El privilegio y el deber principales de los seguidores de Jesús es por cierto el de emular su ejemplo. Es obvio que lo que necesitamos es adquirir más de esa comprensión espiritual que poseía Jesús. Esta comprensión se revela gradualmente a los estudiantes de la Ciencia Cristiana [Christian Science] y se adquiere mediante la oración iluminada, el estudio de la Biblia y de nuestro libro de texto, y la práctica de las verdades que contienen estas obras. Si el desaliento nos acosa en nuestro camino, debemos afirmar que Dios no causa el desaliento sino que al contrario, El bendice cada esfuerzo que hagamos. Cada pequeño rayo de luz que penetra la oscuridad del pensamiento mortal, nos capacita para dar un paso adelante.

El Salmista cantó (Salmo 27: 1 ): “¡ Jehová es mi luz y mi salvación! ¿de quién temeré?” Cuando vencemos aun el más pequeño temor o nos deshacemos de la preocupación o nos elevamos por sobre la irritación, permitimos que cierto grado de la luz de la comprensión espiritual penetre en nuestra consciencia. Esta comprensión brilla en la oscuridad de nuestra noche y aumenta nuestro entendimiento del amor de Dios y de su tierno cuidado hacia nosotros.

Nuestra Guía dice en la página 202 de Ciencia y Salud lo siguiente: “Si los hombres aportaran al estudio de la Ciencia de la Mente siquiera la mitad de la fe que confieren a los supuestos dolores y placeres de los sentidos materiales, no irían de mal en peor, hasta ser castigados por el presidio y el patíbulo; sino que toda la familia humana sería redimida por los méritos de Cristo, — por la percepción y aceptación de la Verdad. Para este glorioso resultado la Ciencia Cristiana [Christian Science] enciende la antorcha del entendimiento espiritual.”

Al igual que el temor de la joven frente a la oscuridad se solucionó mediante el amor y la comprensión de su madre, del mismo modo muchos de los problemas que se le presentaron a la autora cuando adulta, que la abrumaban sobre todo durante la noche, fueron solucionados cuando se tornó al Padre-Madre Dios para que iluminara su oscuridad, obteniendo como resultado la desaparición del temor y la inquietud, y pudiendo así conciliar un sueño apacible.

Ciertamente tal como nos lo dice un himno familiar (Himno 425 del Himnario de la Ciencia Cristiana): “El gozo viene con el día.” A la luz de la revelación de la Verdad, el día de Dios se halla eternamente al alcance de todos.

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