Me agradaría relatar la primera curación que experimenté porque me probó la eficacia de la Ciencia Cristiana [Christian Science]. Cuando vivía en el estado de Nebrasca sufría de fiebre de heno. Luego nos mudamos al estado de Wyoming y allí no sufrí más de esa molestia. No obstante, cuando nos mudamos nuevamente al estado de Kansas, durante el primer verano los síntomas de la fiebre de heno volvieron a repetirse. A menudo pensaba que si hubiera podido volver nuevamente a Wyoming me vería aliviado de esta afección.
Al ver lo mucho que necesitaba yo mi curación mi esposa me alentó afectuosamente a que asistiera a los servicios de una iglesia filial de la Ciencia Cristiana [Christian Science]. También me rogó que leyera las Lecciones Bíblicas del Trimestral de la Ciencia Cristiana. Lo hice pero mal dispuesto. Antes de leerlas ella me marcaba las citaciones. Al principio sólo leía una sección al día pero luego reconocí el valor que encerraba el leer la lección entera todos los días.
No recuerdo exactamente cuando sané de la fiebre de heno, pero a medida que me sentía más consciente de la Verdad y el Amor, el error se disipó completamente. Percibí que mi manera de pensar acerca de mi prójimo debía ser corregida. Había abrigado un pensamiento de crítica acerca de mis compañeros de trabajo y de la firma que me empleaba. Además tenía el hábito de menoscabar aquello que los demás llevaban a cabo y me sentía envidioso del éxito ajeno.
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