La independencia del individuo es una idea que ha estado desarrollándose desde tiempos inmemoriales. El hombre creado por Dios depende de Dios solamente. La Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. revela que este hombre es espiritual, no una evolución de la materia sino una emanación de la Mente divina. El hombre individual expresa la individualidad infinita de la Mente y refleja el gobierno propio de la Mente en sabiduría, la cual expresa habilidad artística y originalidad ilimitadas.
Lo contrario de la verdadera creación es la imagen invertida de esa creación llamada hombre mortal. Esta imagen invertida aparece en la mente carnal o mortal, la cual interpreta erróneamente la realidad en toda circunstancia. La personalidad material y falsa que procede de esta mente está sujeta a leyes materiales — al azar, a la discordancia, al temor y al odio, — y por medio de esta ley falsa la mente mortal constantemente se opone a los esfuerzos del individuo para alcanzar su libertad.
Al no comprender la realidad espiritual, los seres humanos creen que la imagen invertida es la imagen verdadera. Sin embargo, la verdad está siempre presente en la consciencia humana, y el ser humano, al percibir esta verdad, hace esfuerzos por liberarse a sí mismo.
El advenimiento de Cristo Jesús fue la manifestación humana de la idea divina del hombre como Hijo de Dios, el Espíritu. En la alegoría de Adán, Eva y la serpiente, la Biblia describe la esclavitud de la humanidad a las creencias materialistas. Mary Baker Eddy nos dice (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, págs. 564, 565): “En el Génesis, esta serpiente alegórica y parlante representa la mente mortal, ‘más astuta que cualquiera de los animales del campo’. En el Apocalipsis, cuando va acercándose a su ruina, este mal aumenta y se convierte en el gran dragón rojo, hinchado de pecado, inflamado en guerra contra la espiritualidad y maduro para su destrucción. Está lleno de lujuria y odio, aborreciendo el resplandor de la gloria divina”.
Jesús enseñó que para cada individuo hay un lugar en el cual puede vivir armoniosamente y donde puede expresar “el resplandor de la gloria divina” en el reino del Espíritu. Jesús dijo (Juan 14:2): “En la casa de mi Padre muchas moradas hay”. Pero la historia registra la más violenta oposición a esta enseñanza. Por no conocer la casa del Padre con sus muchas moradas y el lugar preparado allí para cada uno, las personas y las multitudes han actuado como tiranos o como una muchedumbre mesmerizada pensando que pueden adquirir algo al robar a otros de su independencia.
Al nacer Jesús, el rey Herodes respondió a los argumentos de la serpiente. En la página 565 de Ciencia y Salud, Mrs. Eddy dice: “Impulsado por los elementos más bajos de la mente mortal, Herodes decretó la muerte de todo niño varón, a fin de que el hombre Jesús, el representante masculino de la idea espiritual, no pudiera nunca llegar a reinar y privar a Herodes de su corona”. Herodes, por cierto, fracasó en su intento de obscurecer “el resplandor de la gloria divina”.
Cuando uno ve los lugares y lee las inscripciones que indican donde se libraron episodios de importancia en la lucha de la nación americana por obtener su independencia, uno queda impresionado al ver las repetidas expresiones de gratitud a Dios. Al analizar los acontecimientos y resultados de ese conflicto, incluyendo el hondo afecto que existe ahora entre las dos naciones afectadas, uno no puede dejar de ver que el genuino deseo de obtener la libertad para dirigir uno su manera de vivir y gobernarse de acuerdo con las leyes del Espíritu divino, tienen la bendición de la Mente infinita. Tal independencia es la verdad acerca de Dios y del hombre; la idea espiritual de la filiación del hombre con Dios que se expresa a sí misma en la consciencia humana.
No debiera haber conflictos cuando un individuo o una nación desea su independencia y busca el cumplimiento de este deseo. Pero el conflicto existirá mientras haya malentendidos acerca de la realidad. Una persona que basa sus acciones en la creencia de que el hombre es una criatura de la materia, desarrollada por leyes materiales, encuentra divergencias en sus propias creencias. Un hombre material libre, independiente, es algo que no existe. Sólo el hombre espiritual es libre. Se puede demostrar libertad y lograr independencia de acción sólo en la medida en que se percibe que el hombre es la imagen espiritual de la Mente única.
Esta instrucción requiere el reconocimiento de la unidad y totalidad de la Mente. Y el camino para reconocer estas verdades es por medio de la obediencia a la ley moral que nos fue dada por Moisés en los Diez Mandamientos y que fue explicada por Cristo Jesús en el Sermón de la Montaña.
La serpiente todavía intenta hacernos creer que afianzamos nuestra independencia cuando desobedecemos la ley de Dios. Mas una vez que hemos cedido a la tentación, la misma serpiente amenaza destruirnos con enfermedades y discordancias por haber violado una tal llamada ley material. Entonces nos damos cuenta de que no debíamos, en primera instancia, haberle proporcionado un lugar a la serpiente en nuestro hogar mental, pues parece más difícil deshacerse de un gran dragón rojo que deshacerse de una serpiente. Pero con el poder de la Verdad podemos anular lo que la serpiente reclama haber hecho.
Podemos cesar de pensar en nosotros mismos como si fuésemos seres materiales. Podemos cesar de disfrutar de placeres materiales personales y negar la sugestión de que podemos sentir el deseo sadista de dominar a otros. Entonces, a medida que hacemos de nuestra vida una expresión honesta del anhelo de glorificar a Dios por medio de la obediencia a Su ley, encontramos que el poder de la Verdad trabaja con nosotros para destruir nuestra subyugación a las leyes materiales. Esto nos hará mejores ciudadanos, esposos y esposas más considerados, y padres más comprensivos. También nos capacitará para trabajar más eficazmente en pro de mejores relaciones entre las razas y las naciones.
