Judith se hallaba una mañana delante del espejo cepillándose el cabello. Era hora de que partiera para la escuela, pero ese día no quería ir.
— Oh mamá — dijo — ¿tengo que ir a la escuela hoy?
La mamá la ayudó a ponerse el abrigo. — Por supuesto que debes ir, querida — le respondió.
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