En una ocasión en que me encontraba en viaje de negocios me vi atacado por fuertes dolores de cabeza ocasionados por una sinusitis que empeoraba rápidamente. Además se me aflojaron tres dientes y uno de ellos se me infectó. Como los síntomas no cedían a mis sinceras oraciones, llamé a un practicista para que me diera tratamiento. El dolor disminuyó considerablemente mientras hablábamos por teléfono.
Luego, a medida que pensaba acerca de la totalidad de Dios y de Su creación y de la nada del error, la condición mejoró rápidamente. En pocos días sané completamente de la sinusitis y de la infección al diente, y los tres dientes que se me habían aflojado recuperaron su condición de firmeza y normalidad.
La curación fue para mí un ejemplo maravilloso del amor de Dios; de Su disposición para venir a nuestro encuentro justo allí donde nos encontramos en nuestro camino hacia el reconocimiento de un Dios verdadero y del hombre como Su reflejo perfecto. Dios posee la habilidad de dar constantemente a cada uno lo que necesita para progresar en su camino hacia la comprensión total de lo que constituye la perfección.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!