La Ciencia Cristiana ha tenido un valor incalculable para mí al ayudarme a resolver todo tipo de problemas en mi vida, desde dificultades financieras hasta serios problemas de relación. Uno de ellos se destaca como un faro en mi crecimiento en la Ciencia Cristiana.
Hace alrededor de ocho años, un martes estaba viendo un programa de invitados en la televisión que trataba sobre asuntos raciales. Decidí no seguir viendo el programa porque sabía que iba a dar lugar a muchas opiniones humanas. Con calma apagué la televisión y me declaré a mí misma: “El amor de Dios es el único sanador, no las trivialidades humanas; y 'todos [somos] uno en Cristo Jesús' ” (Gálatas). No me imaginé que muy pronto iba a tener que usar esta declaración.
También recordé una declaración de Ciencia y Salud Con Clave de las Escrituras escrito por Mary Baker Eddy: “La parte vital, el corazón y alma de la Ciencia Cristiana es el Amor”.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!