“Lo Trajo Alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo”. Esta maravillosa expresión del amor de Dios por nosotros que nos da el libro de Deuteronomio, describe un hecho que podemos demostrar.
Un día en el trabajo noté como una nube que empezaba a cubrir la porción central de un ojo. Con el pasar de los días, la mancha se hizo más opaca hasta que solo quedaba un círculo de luz. Al final de la semana, ya no podía ver con ese ojo.
Sentí temor a causa de la predicción de que esto podría extenderse al otro ojo, y que sería necesaria una intervención quirúrgica.
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