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Escribo Este Testimonio...

Del número de junio de 1993 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Escribo Este Testimonio porque deseo expresar gratitud, en pequeña medida, por todo el bien que he recibido al encontrar la Ciencia Cristiana. Ha sido un apoyo durante momentos difíciles en mi vida. Hace más de veinte años, cuando mi familia pasaba por una gran tribulación, un domingo escuché un programa de radio acerca de esta Ciencia que sana. Pedí prestado el libro del que se hablaba en el programa, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por la Sra. Eddy, y así conocí la Verdad que sana y que se basa en las enseñanzas de Cristo Jesús. Al aceptar al Cristo como el modelo perfecto y estudiar las Lecciones Bíblicas de la Ciencia Cristiana he sido bendecida en gran manera.

Doy gracias a Dios por Su ayuda cuando hice un viaje en ómnibus. El conductor tuvo que frenar de golpe y, al hacerlo, caí de espaldas a la calle. El tráfico se detuvo. Pude levantarme sin ayuda. Recogí mi cartera y subí de nuevo al ómnibus. Recordé estas palabras de Cristo Jesús: "El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha".

Pero esa noche el dolor que tenía en el cuerpo no me dejó dormir. Tomé Ciencia y Salud y leí la noche entera. Durante el día estudié la Lección Sermón de esa semana y pude hacer mis tareas. No examiné mi cuerpo para ver lo que sucedía sino que oré más hasta que vencí el dolor. Todo volvió a la normalidad en una semana.

También hubo curaciones de animales que fueron atropellados en la calle. Afirmé que como eran ideas espirituales no podían perder su perfección porque el Padre los mantenía intactos. En cada caso, al día siguiente habían sanado.

En una ocasión un dentista le dijo a mi hermano que tenía que sacarse todos los dientes porque estaban flojos y no había cura. Fui a su casa y su esposa y yo estudiamos del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, la lección de esa semana. Le sugerí a mi hermano que leyera el capítulo que se llama "La fisiología" de Ciencia y Salud. Bendito sea Dios, hasta el día de hoy mi hermano conserva todos los dientes y están sanos. Esto sucedió hace muchos años.

Estoy muy agradecida a nuestro Padre celestial por haberme enseñado acerca de la Ciencia Cristiana; por nuestro Maestro, Cristo Jesús; por nuestra Guía, la Sra. Eddy, y por las iglesias de la Ciencia Cristiana alrededor del mundo. Solo la Ciencia de Dios y Su Cristo salvarán al mundo.


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