¿Le Atemoriza La palabra compromiso? De ser así, usted no es el único. Las estadísticas muestran que a la mayoría de nosotros nos cuesta mucho decidirnos a hacer compromisos: con los amigos, el matrimonio, una carrera, la iglesia.. . hasta con Dios.
Por supuesto, todos queremos las recompensas del compromiso. El afecto de la vida familiar, la satisfacción de hacer bien un trabajo, la camaradería con los miembros de la iglesia, la paz espiritual que sentimos como resultado de vivir cerca de Dios.
Entonces, ¿por qué somos tan reacios a comprometernos? Quizás nos atemoriza lo que un compromiso pueda requerir de nosotros o que no podamos cumplir con nuestras obligaciones. Tal vez temamos que nos hieran; que nos abandonen nuestros seres queridos, perder nuestro empleo, o que el mismo Dios nos falle.
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