Me Educaron En la religión tradicional de mi país. Sin embargo, en cierto momento comencé a buscar una nueva religión porque estaba enfrentando muchas dificultades. Leí varios libros que hablaban de la mente, tomé cursos de control mental, me uní a un grupo esotérico, y visité varias iglesias de diferentes denominaciones. Pero nada parecía tener lógica.
Finalmente me di por vencida en mi intento de entender a Dios y la vida. Mis hijos ya habían crecido. Tenía mi familia y mi trabajo, donde me apreciaban y respetaban, y también tenía buenos amigos. Y así fue como comencé a sentirme satisfecha por todo lo que tenía, y me sentí en paz.
Entonces hace varios años, tuve un dolor en el cuello, y pensé que era tensión causada por el estrés. Finalmente acepté el dolor como permanente. Con el paso de los años el dolor aumentó. Decidí ver a un médico, quien después de examinarme con los rayos X, me dijo que tenía artritis progresiva e incurable con deterioro de las coyunturas. Me prescribió muchas drogas para aliviar la inflamación y me recomendó sesiones de fisioterapia. Pero me aseguró que éstos eran sólo paliativos y que no podría curarme.
Con mucha renuencia comencé a tomar las medicinas. Y también comencé un tratamiento de fisioterapia. Pero el único efecto que tuvieron fue disminuir el dolor.
En esa época, una colega trató de hablarme sobre la Ciencia Cristiana. Le dije que no quería saber nada sobre otra religión. Pero un día estaba en el trabajo tratando de decidir si debía tomar un remedio, cuando esta colega (quien luego se convertiría en una gran amiga) entró en la oficina. Empezamos a hablar. Le conté de la artritis y ella me dijo que en su religión se efectuaban curaciones sin medicamentos. También me dijo que yo podía hablar con un practicista de la Ciencia Cristiana. Esa misma tarde, cuando salí de la oficina, fui a ver a un practicista que vivía cerca.
Era un hombre sonriente con una apariencia muy saludable, y parecía que Dios estaba con él. (En ese entonces yo no sabía que Dios está con todos nosotros todo el tiempo.)
Cuando entré en la oficina del practicista, le pedí que cerrara la puerta porque sentía una corriente de aire. Entonces le expliqué que me estaba recuperando de una gripe y no quería sufrir una recaída. Entendiendo mi ignorancia de la Ciencia Cristiana, cerró la puerta y dijo: "Dios es la única causa". Esa simple afirmación me hizo sentir aliviada. Hablamos durante una hora y todo lo que me dijo parecía ser lógico y correcto. Entre otras cosas, me explicó que los músculos, huesos y nervios no tienen inteligencia para decidir nada por sí mismos y que sólo el Amor divino, Dios, controla nuestra vida.
Me fui de la casa del practicista sintiéndome muy despreocupada y libre. Todavía sentía un pequeño dolor, pero cuando recordaba que sólo el Amor divino controlaba mi vida, el dolor disminuía hasta que por fin desapareció por completo. Esto ocurrió hace tres años y nunca más tuve problemas con la columna vertebral.
Después de esta experiencia, comencé a asistir a una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, y nunca abandoné la Ciencia Cristiana. Por fin había encontrado la religión que había estado buscando, que me permite encarar y resolver dificultades de una manera lógica y espiritual. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, que leí ávidamente, encontré inteligencia, verdad y coherencia desde el comienzo hasta el fin.
Me hice miembro de una iglesia filial, me uní a La Iglesia Madre, y tomé instrucción en clase Primaria de la Ciencia Cristiana. Cada día, cada minuto, le agradezco a Dios por haberme guiado a una religión que ilumina mi camino, que me guía en todas las cosas, y que me hace comprender y sentir la presencia de Dios que es el único legislador de mi vida. Estoy infinitamente agradecida.
San Pablo, SP, Brasil
 
    
