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La felicidad y la cura de la depresión

Del número de agosto de 1994 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Un Niño Pequeño silbaba y canturreaba mientras caminaba por la calle. Un hombre que lo observaba le preguntó: “¿Por qué estás tan feliz?” El jovencito pensó por un momento y luego respondió: “¿Es necesario tener una razón para estar feliz?”

Es obvio que hay ciertas cosas que nos hacen felices, cosas normales y apropiadas que expresan algo del cuidado que Dios tiene por Su linaje, por ejemplo: un trabajo satisfactorio o un lugar adecuado donde vivir o buenas amistades.

Pero a medida que progresamos en nuestro entendimiento espiritual de Dios, gradualmente dejamos de buscar tanto nuestra felicidad en personas, lugares y cosas, y recurrimos cada vez con más frecuencia a nuestro creador, que es la fuente de alegría y satisfacción verdaderas y perdurables.

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